Cuando llegó a Os Mallos, este todavía era un barrio en construcción. No había grandes bloques de edificios y su principal función era acoger, de forma asequible, a los ciudadanos que llegaban a trabajar en A Coruña desde zonas rurales de Galicia. Tampoco había colegio, y ahí es donde José Salgado, que no necesita presentación, llegó a la vida de este distrito para ayudarlo a crecer.
Primero como profesor y desde hace más de 25 años como presidente de Distrito Mallos, se despide de esta asociación comercial para dar paso a las nuevas generaciones. A sus 83 años, seguirá regentando el aparcamiento subterráneo de la ronda de Outeiro, pero ya avisa: “Aunque deje la asociación, seguiré luchando por el barrio”.
Tras estudiar la carrera de sacerdote y desempeñar su labor en las Misiones Extranjeras de Burgos, con poco más de veinte años recibió una llamada en la que le comunicaban que en Os Mallos se necesitaba un profesor de latín para dar clase a un grupo de niños. Llegaban los servicios al barrio, pero hubo que colocarlos en pisos y locales. Así nació el Colegio Athenea.
“La zona era casi rural, había casas con vacas. De la estación para arriba esto era monte y Vioño era un pueblo. En el mismo local donde daba latín empecé a coger a niños a los que les daba un patacón, que eran diez céntimos, para que viniesen a clase y enseñarles a leer, a escribir, etc. El colegio fue creciendo y dio paso al de Los Mallos, repartido en tres locales”, explica el fundador del mismo.
Estas aulas son ahora garajes, pero por el centro escolar pasaron unos 3.000 niños. “Llegué a tener seiscientos alumnos y diecisiete maestros repartidos por los locales, donde había dos o tres clases en cada uno”, dice. A día de hoy muchos de estos estudiantes son ahora abuelos y visitan a Salgado para recordar sus vivencias y contarle cómo les va todo.
La Sagrada Familia también contó con su presencia. Durante doce años presidió el centro social, cuando el barrio vivía sus momentos más difíciles por la presión de la droga. “Se creó una cosa muy bonita. La Sagrada era, en aquel momento, muy católica, apostólica y romana, y yo venía ya escaldado del asunto. Los chavales necesitaban ayuda, no solo ir a misa”. Se creó el SAFA, el equipo de baloncesto; una discoteca; y hasta se daban clases de ética y se mantenían conversaciones lejos de cualquier tabú. Salgado recuerda aquella etapa con especial cariño, ya que pudo ser testigo del cambio de jóvenes que aparentemente estaban condenados a tener un futuro complicado.
Desde su despacho del párking rememora, entre otras cosas, su etapa en política, y es que llegó a ser presidente provincial del CDS. En el año 1994 comenzó su compromiso con el comercio, hasta día de hoy. La fundación de Distrito Mallos vino acompañada de un estudio previo de las necesidades del barrio. Su relación con los padres y madres de los alumnos del colegio le ayudó a tener una amplia perspectiva sobre el tema.
No fue fácil, pero el comercio comenzó a crecer, con la ayuda de negocios ya consolidados, como Calzados Yolanda. A día de hoy el tejido comercial de Os Mallos es un motor de sus calles, con autonomía propia y con un futuro que, tal y como prevé Salgado, “va a ser prometedor”. “El distrito fue creciendo y yo tenía la ilusión de que fuese centro comercial abierto, que a día de hoy en la ciudad solo está Obelisco y nosotros. Llegó también el periódico, que tiene casi veinte años, pero conseguir ser centro comercial abierto fue el momento más especial”, comenta.
La presencia de gente joven en la zona no hizo más que fortalecer su imagen, que ya contaba con otros gigantes como Couceiro o La Puerta del Sol. “Se preocupan mucho por los escaparates. También ayudó mucho la estación”, afirma. En la actualidad, no hay quien desconozca a qué pertenece el logo del sol amarillo sonriente, la marca personal de la entidad. “Fue un dibujo que pintó un niño y me gustó. El barrio necesitaba luz y qué mejor que un sol que se ríe”, señala.
La junta directiva de Distrito Mallos ha dado un giro y Alba Balsa, de Luces de Bohemia, será la nueva presidenta. Salgado tiene claro que todo irá bien pese a su marcha, ya que “la gente joven sabe mucho de redes sociales y es momento de darles paso y no ser un lastre”.
Como deseos de cara al futuro más cercano, espera que se ponga fin al problema de la falta de luz en algunas calles, que desaparezca la estigmatización del barrio, que se mejore la movilidad y que se potencien las ayudas al pequeño comercio. Todo ello, recalca, manteniendo la buena relación que tienen los comerciantes con la concejala de Comercio, Diana Cabanas. Mientras tanto, Salgado disfrutará de sus Mallos, a los que ha dedicado gran parte de su vida: "He hecho todo lo que puedo por el barrio, pero también el barrio por mí".