Parece parte de un culebrón por capítulos la relación entre el Gobierno y el sector hostelero. Tipificable cuanto menos de tortuosa y distante, la última entrega tiene que ver con la reunión que mantuvo el Consejo Interterritorial de Salud para tratar el llamado Plan Integran de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT) 2024-2027. En la misma se ha dejado caer la intención de extender a las terrazas de hostelería la condición de espacios sin humo, lo que a pesar de no ser de momento una realidad ni ser parte de una ley aprobada, ha destapado la caja de Pandora entre los hosteleros.
Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería, se ha especializado en la réplica al Gobierno. Todavía con el melón abierto por Yolanda Díaz respecto a los horarios reciente, y después de criticar la reducción de la jornada laboral o el incumplimiento de los plazos respecto a los trenes Avril, el máximo representante del sector se toma casi a broma el asunto del tabaco. De hecho, en la regulación misma encuentra una paradoja. “No tiene sentido estar sentado en una terraza comiendo y no poder fumar, parece que para hacerlo tengo que ponerme de pie”, explica. “Con esa prohibición no pasará nada, simplemente los clientes se pondrán en la vía pública, porque lo que quiere decir Sanidad es que no puedo fumar sentado, pero sí de pie. Es llevarlo todo al absurdo”, añade.
Si se rebobina la película hasta los años 2006 y 2010 la situación parece una especie de secuela de la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero. La diferencia, según Cañete, es que entonces existían demandas sociales que ahora no aprecia. “No es un debate que esté en la calle, no hay problemas entre los clientes. Por eso no tiene mucho sentido venir a regular algo que no tiene problemas. A esta gente le gusta mucho esto de las prohibiciones”, dice. “Con esto no se consigue ningún objetivo de mejorar la salud pública, no hay problemas con el fumador pasivo. No creo que el humo del tabaco produzca un fumador pasivo, y menos en una ciudad con estos temporales”, sentencia el hostelero
Todavía más complicada se antoja el control y la adaptación en el ocio nocturno, donde las terrazas acostumbran a poblarse de charlas copa y cigarrillo en mano. Luis Diz, presidente de Galicia de Noite, advierte del problema: “Es una traba más para nosotros, parece que somos el conejillo de indias para sus normas. En su día se prohibió entrar a los menores y el problema se trasladó al botellón y el consumo sin control”
Por lo tanto, Diz cree que la situación se repetirá. “El que quiera fumar lo hará igual, será una forma de hacerlo clandestino e irá a peor”, finaliza.