La alcaldesa, Inés Rey, puso límites este jueves al clima de tensión que se ha generado durante las últimas semanas alrededor del proyecto de reurbanización de las Casas de Franco, en O Ventorrillo. “Yo trato a todo el mundo con el máximo respeto y la máxima educación, estén de acuerdo o no con mis opiniones”, apuntó la regidora. Tras la reunión mantenida con los vecinos de la zona afectada, que duró más de dos horas y en la que la alcaldesa estuvo presente, Rey considera que se ha cruzado una barrera: “He escuchado faltas de respeto hacia mí en alguna concentración que no me han gustado. Yo creo que los he tratado con el máximo respeto y la máxima educación. Creo que se puede protestar y discrepar pero no es necesario insultar”, señaló.
Mientras dejó claro que todo el mundo merece su respeto, “los vecinos los primeros”, la regidora lamentó que los insultos “no contribuyen a un clima de cordialidad y convivencia. No me gusta cuando me insultan y creo que no aporta”. Además, alertó de que las obras de las Casas de Franco “están siendo utilizadas para hacer ruido excesivo en una actitud que creo que es irresponsable. Quien le cuente a los vecinos que se pueden hacer las cosas de otra manera, no cumpliendo la normativa de zanjas o de suministros, no les está diciendo la verdad”, indicó, a la vez que advirtió: “A quien azuza para que insulten, que se lo haga mirar”.
Los cables, el parterre y la accesibilidad a los tres portales, así como la elevación de la plaza, son los argumentos por los que los vecinos rechazan la obra. El Gobierno municipal mantiene que los cables no pueden ser soterrados al coincidir con el aparcamiento subterráneo, por lo que era necesario elevar la plaza 40 centímetros. El Ayuntamiento, en la última reunión celebrada, había instado a los vecinos a realizar alegaciones que estuvieran basadas en informes técnicos, algo que la alcaldesa mantiene. Sin embargo, los residentes de las Casas de Franco enviaron una carta exponiendo la opinión de “autoridades provinciales en materia de industria y energía”, en la que se les comunica “que non se precisa o soterramento das conduccións eléctricas”, por lo que demandan recubrir con una chapa de acero de tres milímetros de espesor los cables.
Inés Rey envió un escrito a los vecinos este miércoles, pero ayer reiteró su postura. “La obra de las Casas de Franco es una obra de rehabilitación que va a mejorar el espacio y la calidad urbana del barrio, que va a mejorar la accesibilidad y que es imprescindible para que los vecinos puedan optar a ayudas a la rehabilitación y a la mejora de la eficiencia energética, así como a la accesibilidad en sus edificios. Sin la primera actuación no se daría la segunda”, dijo.
La alcaldesa expuso que no tiene ningún “empeño personal” en que la obra se haga de una u otra manera, pero “no nos ha llegado ningún informe y las manifestaciones verbales que se les haga desde otras instancias, comprenderán que en una obra que está en marcha, que está licitada y en la que hay un contrato, no tienen valor para modificar el proyecto”. Los vecinos volvieron a contestar este jueves a través de un escrito en el que califican como “vergoñenta” la situación e instan a Rey a cumplir con su propuesta para evitar elevar la superficie.