Definitivamente se puede decir que ayer comenzó la nueva realidad ferroviaria en A Coruña. Una nueva normalidad en la que cada viajero que desee coger un tren en la ciudad lo tendrá que hacer en una nueva ubicación, por lo menos, hasta el mes de junio de 2026.
Durante el día de ayer, algunos de los viajeros que inauguraron la nueva edificación destacaron que “costará adaptarse, aunque no queda otra”.
A partir de las 08.15 horas de la mañana de ayer se dejaron ver las primeras personas por la nueva estación provisional coruñesa. Los rostros, llenos de confusión e incertidumbre, fueron los más protagonistas en los andenes y aledaños de la actual terminal.
Ya a las 09.00 horas, se pudo observar el primer acceso a las vías, provocando una gran cola que, por momentos, dificultó el acceso al vestíbulo de la estación coruñesa.
Nicolás Neira y Santiago Ramil, dos viajeros recurrentes de la línea A Coruña – Vigo, coincidieron en este aspecto. “No contaba con llegar aquí y ver la cantidad de gente que había para lo pequeña que es la estación”, señaló Ramil, a lo que añadió que “para el año y medio que le queda de funcionamiento se queda bastante justa”. Neira, por su parte, no fue tan crítico.
“Creo que para ser una estación que vaya a estar operando durante más de un año está bien ejecutada en su mayoría, aunque hay ciertas cosas que cambiaría”, aunque coincide con Santiago Ramil en que “las colas en hora punta es un aspecto a tratar, ya que colapsa la estación”.
Aunque la primera jornada se desarrolló con normalidad para la gran mayoría de pasajeros, la confusión también estuvo presente a lo largo del día. De hecho, la terminal de San Cristóbal siguió recibiendo gente que desconocía el traslado durante toda la jornada de ayer.
Personal de Renfe explicó a este periódico que durante gran parte de la mañana varios usuarios se encontraban desubicados con el cierre de la estación.
“No teníamos pensando estar en la estación antigua, pero debido a las grandes colas que se formaron, decidimos acudir para informar del traslado”, señaló una de las operarias de la terminal.
La reducción de vías con respecto a la estación antigua podrá afectar a la disponibilidad de los trenes diarios
El cambio de ubicación, a 350 metros en dirección Santiago de Compostela por la avenida del Ferrocarril causó en algunos pasajeros, más nerviosismo del que esperaban.
Aunque considera que es mejor la creación de esta nueva terminal provisional que tener que hacer el tramo hacia Santiago o Ferrol mediante autobús, señala que su ubicación no está del todo bien aclarada. “Tuve que venir con bastante prisa porque casi pierdo el tren”, comentó Santiago Ramil.
No obstante, no todo es negativo. Después de largos meses de obras en la avenida del Ferrocarril, provocando grandes colas de vehículos en horas punta del día, ayer se habilitó de nuevo el doble carril, mejorando la fluidez en el tráfico en los aledaños de las instalaciones ferroviarias.
Además, la línea 5 de bus urbano recuperó su ruta habitual por dicha avenida, aunque desde Compañía de Tranvías advirtieron del cambio de parada. El acceso para el peatón, sin embargo, es muy limitado, debido a la gran estrechez de la carretera sin espacio, por ahora, para las aceras.
Por lo general, la inauguración de la nueva terminal resultó satisfactoria, aunque tal y como apuntaron gran parte de usuarios recurrentes, es un proceso de adaptación. El parking y la cafetería serán las nuevos retos que estarán disponibles a principios del año próximo, según fuentes de Adif.
En cuanto al número de vías –siendo cuatro las actuales por las seis que se habían propuesto– habrá que esperar al lunes para ver si afecta a la disponibilidad de los trenes diarios.