Juan Iglesias Rey (A Coruña, 1957) vivió una jornada muy especial e intensa. En plena víspera de San Juan la asociación vecinal Cuatro Caminos-A Barcarola realizó su fiesta anual con una exhibición de las diversas actividades organizadas por la entidad. Posteriormente hubo una gran cena para socios con los jocosos concursos ‘El precio justo’ y ‘Un, dos, tres’. Con más de tres décadas de vida se trata de una de las organizaciones vecinales más longevas y activas de toda la ciudad. La alcaldesa Inés Rey fue invitada de honor.
¿Cuál es el estado de salud de A Barcarola?
Estamos en un estado de recuperación después de la pandemia. Llegamos a ser casi 600 socios poco antes de la llegada del Covid. Ese era el censo el año anterior. Ahora mismo somos unos 210. Hemos pasado la crisis y tenemos unos buenos monitores que son un reclamo para que la gente se lo pase bien. Funciona mucho por el boca a boca. Empezamos este año con diez niños en baile infantil. .
Con tantas actividades parecen un club social...
Somos asociación de vecinos: homologada y con la ley por delante. Lo que pasa es que hacemos también excursiones, charlas y todo ese tipo de cosas. Protestar lo hacemos siempre, pero no protestar por protestar. Una de las reivindicaciones que le hicimos a la alcaldesa es el arreglo del centro cívico. Mantenemos un contacto constante con el Ayuntamiento y hay cosas que todavía quedan pendientes. .
Han conseguido estar amadrinados por la alcaldesa, ¿qué le han pedido?
Cada vez que hay un nuevo mandato nos van poniendo parches en el centro cícivo, pero que no piense que la invitamos solamente por eso. De todos modos, no todo es fiesta y hay que ser un poco reivindicativos. Que en estos tres años que le quedan de mandato quede todo arreglado.
Con Alcalde Marchesi y Fernández Latorre, ¿tienen la impresión de ser un barrio piloto para la movilidad?
No nos consideramos prueba piloto, pero nos pidieron la colaboración para hablar con vecinos y comerciantes para llegar a un punto de consenso. Es cierto que la actividad de coches, autobuses y el tráfico rodado era algo bestial. Lo que intentamos entre todos fue calmar ese tráfico y adecuar un poco todo a que el barrio sea para los vecinos y no para coches, bares y cafeterías. Parecía que teníamos que estar metidos en casa. Respirar mejor es importante para todos.
¿En qué punto están con la seguridad, después de los problemas con los toxicómanos?
Por lo droga pasamos un mal trago hace tiempo. Ahora es como en el resto de la ciudad: se encuentran cosas puntuales, pero vigiladas y controladas por la Policía. No es cosa de un día para otro y lo que le pedimos a los propietarios es que los tapien, que no dejen puertas y cerraduras. Que los jueces, a la hora de juzgar, que lo miren muy bien. Hay algunos vecinos que intentan buscar el cara a cara, pero hay que tener cuidado. Tan pronto detectamos que empezaba toda esta historia.
Además, son la gran foto de este año en la ciudad...
Volvemos otra vez a tener ese epicentro. A ver si en un par de años subimos a Primera y hacemos otra gran fiesta. El hecho de que el equipo no viniera directamente a Cuatro Caminos nos sentó fatal. Se hizo toda la vida y cómo no se va a celebrar. No nos entró en la cabeza. Los hosteleros y los comerciantes estuvieron haciendo acopio de material, porque toda la vida se había hecho igual.