Lágrimas y honor en A Coruña para los artífices del triunfo mundial de la Torre

Un emocionante acto celebró la distinción recibida por el monumento en el verano del 2009
Lágrimas y honor en A Coruña para los artífices del triunfo mundial de la Torre
Acto especial a los pies de la Torre para celebrar el aniversario de su proclamación como Patrimonio Mundial | Javier Alborés

Juntos, como hace quince años. Así soplaron los coruñeses las velas del aniversario de la proclamación de la Torre de Hércules como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El 27 de junio de 2009 los ciudadanos permanecían atentos a una noticia que los unía a todos. Radios sintonizadas, televisores encendidos y, a las 18.26 horas, un grito al unísono: “¡Sí!”. El sueño de los inseparables Manito y Pardo-Ciórraga, promotores de la causa desde el Instituto de Estudio Torre de Hércules (IETH), se había cumplido. La plaza de María Pita se convertía en el escenario de la gran fiesta y el faro romano comenzaba una nueva etapa de esplendor.


Este jueves se dieron cita en la explanada de la Torre, junto a la estatua de Breogán, decenas de vecinos, autoridades y familiares de los grandes precursores de la candidatura que acabó en éxito: Luis, hijo de José Luis Vázquez Iglesias, ‘Manito’, y Carolina, hija de Segundo Pardo-Ciórraga. Junto a ellos, la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey; el presidente de la Autoridad Portuaria, Martín Fernández Prado; el conselleiro de Facenda e Administración Pública, Miguel Corgos; Pedro Pasantes, el último farero de la Torre, en activo en 2009; y Martín y Nicolás, dos jóvenes que hoy, coincidiendo con la efeméride, cumplían quince años. Todos ellos pusieron voz a un acto en el que rememoraron cómo vivieron el 27 de junio de 2009. 


La  música, de la mano de la Polifónica El Eco y la Asociación Cultural Son d’Aquí, ambientó la ceremonia, cargada de emoción y hasta lágrimas de algunos asistentes. En el público, miembros de la corporación municipal, de la Subdelegación del Gobierno y más familiares de Manito y Segundo, como la viuda del primero, Beatriz Pérez Coleman, entre otros. No asistieron al acto Javier Losada, alcalde en 2009, ni el entonces líder de la oposición, Carlos Negreira, pues ambos se encontraban de viaje. Se les mencionó, al igual que al `también ausente César Antonio Molina, exministro de Cultura. Sí estuvo el entonces primer teniente de alcalde, Henrique Tello, quien tomó la palabra. 


“Lo logrado hace quince años fue un éxito de la sociedad coruñesa en comunión con sus instituciones más próximas”, señaló la regidora, quien reivindicó el logro de 2009 como ejemplo de trabajo conjunto y símbolo del coruñesismo que identifica a la ciudad. Hace tres lustros, dijo, celebró la feliz noticia en la plaza de María Pita posando en el photocall especial de la Torre de Hércules con su madre. Luis Vázquez Pérez-Coleman se encontraba, hace quince años, paseando por el entorno del monumento cuando la feliz noticia se dio a conocer. “Recuerdo ver a gente enchufada a la radio, que a día de hoy me cuesta creer que más allá de la Champions estas cosas se puedan radiar. Había mucha gente por aquí y cuando se anunció fue un subidón absoluto”, rememoró. 


Por su parte, Carolina Pardo-Ciórraga recordó el miedo al pensar que su padre podría quedarse sin cumplir su ilusión y la de ‘Manito’. Al final salió bien, lo que provocó una “explosión total”. “Fue muy emocionante y un gusto por todo el trabajo que habían hecho”. Ahora, el trabajo de cuidar de su “hermana mayor”, como se refiere a la Torre, “es de los que estamos aquí”. “Manito y mi padre eran un par de locos, les surgían miles de ideas y nos arrastraban a todos. Veías la luz del faro y tú ibas detrás”. 


El presidente de la Autoridad Portuaria, Martín Fernández Prado, resaltó el “orgullo” que supone la Torre para la ciudad. “Uno de los temas que más se valora es que sigue funcionando. Está en perfecto estado de revista dando servicio a los barcos”, afirmó. Para poner fin a la ceremonia y horas antes de que el monumento se tiñese de azul, la alcaldesa y los jóvenes nacidos hace quince años soplaron las velas de una tarta decorada con el gran orgullo coruñés, su faro, el de Manito, el de Segundo, el de todos.

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