En la noche coruñesa se libra una batalla legal constante entre el Ayuntamiento los establecimientos de ocio nocturno a los que sorprenden incumpliendo la normativa. Estas batallas pueden durar años, a veces con un resultado incierto, en la que abogados expertos se dedican a usar añagazas legales de toda clase para retrasar el pago de multas o el cierre. Hoy la asesoría jurídica municipal lleva a Junta de Gobierno varias sanciones que han sido recurridas y que acabarán en juicio.
Una de ellas pertenece al ‘Cazuza’, local de la calle Sol al que se le impusieron 6.000 euros por infracción grave en materia de prevención de la contaminación acústica (no tenían instalados los sistemas limitadores de volumen). Por una infracción similar,    han multado con 12.000 euros al ‘Estudio 54’, situado en la vecina calle Socorro. Los agravantes hacen referencia a una conducta repetitiva. Ambos son dos establecimientos de ocio nocturno emblemáticos del Orzán, y que llevan años abiertos.  

Ambos han recurrido, por supuesto: siempre lo hacen. “Tienen abogados que se conocen todos los trucos”, explican fuentes municipales. Se trata de un proceso administrativo en el que presentan recurso tras recurso, agotan todos los plazos, para llevarlo hasta sus últimas consecuencias, incluso al Tribunal Superior de Xustiza (TSXG). 
 

Último recurso 

Cuando todo parece acabado, a los dueños de los locales les queda un último recurso: traspasar la titularidad. Esto obliga a empezar el proceso de nuevo, dado que el expediente siempre se refiere al propietario, sea una persona natural o jurídica. A pesar de todo, las mismas fuentes municipales señalan que se han conseguido algunos éxitos en el Orzán, como el cierre del ‘Grietax’.  No es el único cierre que ha tenido lugar este año, pero la mayoría vuelve a abrir, puesto que  se trata de una medida temporal, por un mes o seis meses. 
 

La mayoría  de los casos es el ruido la infracción más reiterada, aunque también es muy común el exceso de aforo o el incumplimiento del horario, pero se necesitan docenas de infracciones para conseguir un cierre. Algunos locales han llegado a acumular 100.000 euros en multas. A pesar de todo, la lentitud del proceso exaspera a los vecinos del Orzán, que protestan periódicamente por las molestias que sufren.