Loquillo | “Cuando decir lo que se piensa se convierte en deporte de riesgo, mejor decirlo con un poema”

Loquillo celebra este sábado en el Palacio de la Ópera ‘30 años de transgresiones’, una cita para la cual tiene claro que el público coruñés “sabe perfectamente lo que viene a ver”: el resumen de un proyecto que celebra ya tres décadas de reivindicación de la poesía europea e hispanoamericana y su acercamiento al mundo del rock
Loquillo | “Cuando decir lo que se piensa se convierte en deporte de riesgo, mejor decirlo con un poema”
Loquillo, en una imagen promocional | Jaume de Laiguana

El Palacio de la Ópera acoge este sábado (21.00 horas) la nueva gira de Loquillo, ‘30 años de Transgresiones’, con la que el artista barcelonés celebra la conjunción de poesía y el mundo del rock.

 

¿Qué puede esperar el público coruñés el sábado? 
El público coruñés sabe perfectamente lo que viene a ver. No hay que explicárselo porque cuenta con criterio propio pero para los que no lo saben todavía, os lo cuento: es el resumen de 30 años de un proyecto alternativo que vio la luz en 1994 (no subvencionado) que reivindica la poesía Europea/Hispanoamericana resumida en cinco trabajos, dos directos y el adelanto de mi próximo proyecto –Europa–, del premio nacional de poesía Julio Martínez Mesanza. Además cuenta con una portada del artista coruñés Fernando Pereira. Se trata de un proyecto off que se presentó hace 12 años aquí en A Coruña bajo el manto de la poesía de Luis Alberto de Cuenca y al que siempre vuelvo por razón de estado de mí mismo.

¿Cómo está siendo esta suerte de reencuentro con temas de los últimos 30 años? 
Es mi particular manera de dar a entender mi sentido de la vida, cuando decir lo que se piensa se convierte en deporte de riesgo mejor decirlo con un poema. Además, me ayuda a desconectar de mi otro personaje. El teatro es mi escuela, donde aprendo y desarrollo las posibilidades de interpretación que los poemas me ofrecen.

 

Cuando le explicaba a su entorno que iba a cantar letras de Gil de Biedma, Vázquez Montalbán o Luis Alberto de Cuenca, ¿qué le decían? 
Un artista solo se debe a su instinto –el instinto lo es todo como afirmaba mi añorada Jane Birkin–. Mi entorno y mis seguidores están acostumbrados a que Loquillo dé giros en su carrera musical: forma parte del personaje de Loquillo. Al fin y al cabo, el teatro alimenta al Loquillo más rocker.

 

Contaba hace poco que recibió muchas críticas de parte del público y de la prensa, mirándolo con perspectiva, ¿mereció la pena? 
Lo mejor que te puede pasar cuando inicias una travesía artística es contar con la crítica adversa de los plumíferos de guardia al servicio de lo políticamente correcto. ¡Eso es sinónimo de éxito! Después de 47 años de trayectoria artística mi público sabe perfectamente que cada cierto tiempo me refugio en la poesía, me ayuda a crecer como persona y como artista.

 

¿Dónde nació este amor por la poesía? 
Gracias a Dios tuve buenos maestros durante mi infancia y también fue gracias a Paul Simon, quien me descubrió a Dylan Thomas. Es hasta cierto punto lógico: crecí escuchando el rock and roll de Los Sirex y Lone Star junto a los iconos de la canción de autor. Soy barcelonés, bilingüe influenciado por la cultura francesa. Desde el rock and roll de Johnny Hallyday a los versos de Jacques Brel o Charles Brassens y hasta con un punto tanguero, ya que mi padre cantaba a Carlos Gardel en su juventud.

 

Me siento agradecido por seguir en un proyecto que es una rara avis en este mundo saturado de autotune, de la música inmediata y donde la prensa "entendida" habla de Nick Cave coqueteando con San Juan de la Cruz y se olvida de otros trabajos

 

¿Y qué supuso para usted, como artista, esta fusión de la poesía con el mundo del rock? 
Como artista supuso poder cerrar el círculo.

 

¿Cómo conoció a Gabriel Sopeña? 
A través de mi productor de entonces, Iñaki Altolaguirre. Recibí la maqueta de la canción ‘Brillar y Brillar’. Luego de muchas noches de sol, llegamos a la conclusión de que era necesario reivindicar la épica de los trovadores provenzales que se remonta a la antigua Grecia y tomamos la decisión de recuperar la tradición española que practicaron artistas de otras generaciones bajo nuestro punto de vista musical. Primero de la mano de Gabriel, luego bajo la dirección de Jaime Stinus y ahora de Josu García, el proyecto ha ido creciendo hasta hoy.

 

¿Y qué siente un artista al ver que su trabajo perdura y que 30 años después sigue funcionando? 
De lo que estamos hablando no es de Loquillo, sino de unos textos que son patrimonio de la humanidad. Eso es lo importante. Yo solo soy una voz que transmite el sentir de los poetas. Se me ha concedido ese privilegio y me siento muy agradecido por seguir en un proyecto que es una rara avis en este mundo saturado de autotune, de la música inmediata y donde la prensa “entendida” habla de Nick Cave coqueteando con San Juan de la Cruz y se olvida de otros trabajos realizados, como por ejemplo el del gran Amancio Prada.

 

Soy un Frankenstein de las personas que he conocido, de las películas que he visionado, de la poesía y literatura que he leído, de todos los cómics que he disfutrado...

 

Al poner sobre la mesa el trabajo de tres décadas, puede dar pie a la nostalgia y al análisis, ¿cómo ha cambiado Loquillo? 
Afortunadamente he cambiado. Como persona y como artista. Para vivir debemos avanzar, insistió Paul Éluard. Soy un Frankenstein de todas las personas que he conocido, de toda la música que he escuchado, de todas las películas que he visionado, de toda la poesía y literatura que he leído, de todos los cómics que he disfrutado... pero bueno, eso ya lo adelantó Borges (risas).

 

¿Y el mundo de la música? 
En España seguimos con la tonadillera de turno con cuerpo de baile, el flamenquito (no confundamos con el Flamenco verdadero), el cantante melódico latinoamericanizado y la rumba: ya sea canalla o insustancial. Eso manda. El rock ha conseguido, después de superar la censura a partir de 1977, su espacio entre lo anteriormente citado. El pop español de los 80s y 90s ha creado escuela, seña de identidad y ahí está. Las bandas y artistas referenciales son cabeza de cartel en los festivales nacionales. Ahora mismo uno ya no sabe dónde queda la frontera entre lo antes conocido como alternativo y lo mainstream. Mientras tanto, el rap y el trap en su vertiente más radical y social, parecen haber sustituido al rock como transgresión, lo que no sabemos es hasta cuándo. Referencias como Robe Iniesta, Ismael Serrano y Nacho Vegas van a su puta bola; Bunbury es un mundo aparte; Manolo García, universo.

 

¿Cuáles serán los siguientes pasos tras esta gira? 
En octubre, se publica la Edición 20 aniversario de la BSO original de la película ‘Mujeres en pie de Guerra’. Y en breves se publicará ‘Europa’, nueva entrega poética musicando a Julio Martínez Mesanza. 
En cuanto a mi faceta de rock, ahora mismo me encuentro en el estudio trabajando con la banda, pero eso no te lo puedo contar aún (risas). 

Loquillo | “Cuando decir lo que se piensa se convierte en deporte de riesgo, mejor decirlo con un poema”

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