Finalmente, el lotero de la plaza e San Agustín y su hermano, delegado de Loterías en 2012, serán juzgados en relación al supuesto robo de una primitiva millonaria por importe de 4,7 millones de euros, diez años después de que ocurriese todo. Este caso, uno de los más famosos que han tenido lugar en la ciudad en os últimos años, por su complejo recorrido policial, saldrá adelante después de que la Audiencia Provincial desestimase los recursos de apelación interpuestos por ambos contra la resolución del Juzgado de Instrucción número 8. 

Pero eso no es todo: la sala estima el recurso de apelación formulado por la Abogacía del Estado y acuerda el sobreseimiento provisional de la causa respecto a otros cuatro investigados, que  ocupaban altos cargos de Loterías del Estado en el momento de unos hechos que se remontan a hace diez años.
 

Una larga historia 

Todo comenzó con el descubrimiento de aquel boleto por el propio lotero, que aseguró había encontrado en su administración. Al estar agraciado con un premio tan importante, inmediatamente corrió la voz. Varias personas que se postularon como posibles dueños pero las pruebas que aportaban no eran concluyentes y el propio lotero quería quedárselo. Un año después, nada había cambiado, así que el Ayuntamiento inició un “expediente de hallazgo” para buscar al ganador, sin suerte.
 

El lotero esperaba a que pasara el tiempo para que el premio pasara a ser suyo, por haberlo encontrado, pero se puso en marcha una investigación policial. Poco a poco, a medida que se iba desentrañando la madeja, la Policía Judicial cuestionó la versión facilitada por el hombre sobre el hallazgo casual del boleto premiado llegando a considerar que le ocultó el premio al verdadero dueño, que consiguieron identificar. Lamentablemente, ya había fallecido. 
 

Tampoco se descartó posibles responsabilidades por parte de su hermano y de otros representantes de Loterías del Estado en el momento de los hechos, estos sobre los que ahora se acuerda el sobreseimiento provisional.