Una de las arterias principales de O Ventorrillo, la calle del Monasterio de Caaveiro, se ha convertido en motivo de alivio y satisfacción para los vecinos, en buena medida debido al sentimiento de comodidad y seguridad, pero también por un trabajo de saneamiento que era una petición de los residentes desde hacía años. La actuación municipal completada en las últimas fechas ha tenido dos frentes y es un nuevo fruto de la comunicación constante entre administración y asociación. 

Un nuevo paso de peatones con lomo de burra le ha cambiado la cara y la rutina diaria a varias madres del colegio María Barbeito, ya que ven así reducido su peregrinar diario desde las llamadas Casas de Franco. “Tenían que dar un pequeño rodeo y por ello habían solicitado esa actuación, que por otra parte ayuda a calmar la velocidad”, afirma Aníbal Rodríguez, vicepresidente de la asociación vecinal. “Además, hay que subrayar que se mejoraron las dos esquinas, se han puesto un par de bancos y se ha evitado que se aparque en esa esquina, por lo que los conductores tienen mayor visibilidad”, añade. 

También en la conciliación entre la seguridad vial y lo estéticamente deseado se sitúa el celebrado nuevo aspecto del espacio entre los portales 40 y el 54 de Monasterio de Caaveiro, una zona sin salida en la que muchos conductores buscaban espacios imposibles e inverosímiles para estacionar. También en ese área se ha acondicionado un paso de peatones elevado, justo donde hace unos meses un niño resultó arrollado por un vehículo. De la mano del cambio han llegado la ampliación de la acera, bancos, árboles, así como un nuevo asfaltado, incluso para la zona de los portales. “Se ha adecentado y saneado todo”, reconoce Rodríguez, que advierte que no son los últimos pasos de peatones elevados que se solicitarán en el barrio.