Os Mallos vuelve a demostrar, una vez más, que la unión hace la fuerza. Comercios, bares y vecinos han puesto en marcha una recogida de alimentos y fondos para la familia que perdió su casa en un incendio este jueves. Al enterarse de la noticia, varios residentes del barrio hicieron un llamamiento a la solidaridad y propusieron la iniciativa de repartir huchas por establecimientos de la zona para recaudar dinero para esta familia “moi querida no barrio”, explican algunos vecinos.
Desde este jueves el hombre, la mujer y su hija de nueve años que vieron cómo un incendio calcinó el tejado de su casa en la calle Paz minutos después de que el fuego se originase en una habitación, han encontrado refugio en un hostal de la calle Noya. En él, al igual que en Luces de Bohemia, –Ángel Senra–, la Joyería Gómez Miguel, –avenida de Os Mallos–, Librería Colorín –avenida de Os Mallos– y El De Manolín –calle San Vicente– ya hay huchas colocadas para recibir toda señal de solidaridad que los vecinos quieran aportar.
“Veciñanza, lanzamos SOS ao barrio: Asociación e Distrito da man para axudar”. Con esta frase comenzó la campaña, en la que indican que “calquera axuda económica ou material é benvida. Buscan un piso porque quedan sen lugar onde vivir, non teñen roupa e agradécese calquera aportación veciñal. Recollida de axudas económicas e roupa, no Hostal Adelia e libraría Colorín. Poranse ademais huchas para axudas económicas en calquera que se ofreza para axudar”.
La ropa que se necesita es de talla S/M, 42, en el caso de la mujer –calzado un 36–; una talla L, 42, –calzado 41-42– para el hombre; y talla 34/34 de pie para la pequeña de nueve años. Los vecinos también celebran que Jardanay haya concedido a esta última la beca comedor de desayuno y comida. Además, el Ayuntamiento ha ofrecido a esta familia una vivienda temporal.
El fuego se originó alrededor de las 19.00 horas del jueves, 6 de marzo, y fue de carácter bastante importante, llegando a romper el tejado y provocando una gran humareda, junto con un impactante estruendo de las tejas quebrándose por el calor. En el momento de los hechos solo había gente en el tercer piso del inmueble, la madre con su hija, que fueron las que bajaron a la calle y dieron la voz de alarma.