Se acabó el tiempo de ponerse galas para disfrutar del arte. A Coruña es una ciudad con potencial cultural, ha llegado el momento de que se suelte la melena y de que propios y extraños puedan disfrutar de una propuesta, la del pintor Manuel Suárez, que invita a entrar directamente 'Hasta la cocina' del mundo artístico sin pedir permiso con la cabeza gacha.
Esa es la idea que se materializará desde hoy a partir de las 20.30 horas en el Agra do Orzán, avenida de As Conchiñas número 6, para quedarse y hacer la revolución a base de buen rollo y un leit motiv claro: "¿Por qué no?". "El ¿por qué no? es mi gran lema. Cuando las entidades me dicen que es muy difícil, yo digo ¿por qué no? Ahí está la actitud de cada uno", señala el artista.
Si bien su contagiosa actitud positiva no le falla como no lo hacen sus innegables dotes creativas, lo cierto es es que el camino para decir "pasen hasta la cocina" no fue tan sencillo. La idea estaba, solo faltaba la alineación de astros que ha llegado ahora.
"Cambiarme de taller viene de hace tiempo. Me muevo bastante bien en el formato grande y tras hacer el mural de 60 metros para el Aquarium Finisterrae pensé '¡Dios mio! ¿Cómo hice esto?’, me dije que nunca más me pillarían en un asfixiómetro, que no quería sufrir en un local de 90 metros en el que, a lo mejor, trabajaba en 40. Fue la gota que colmó el vaso", explica Suárez.
Esa reflexión le ha llevado a un local de 300 metros en el corazón del Agra do Orzán. Porque sí, esta vez, el barrio del sur le ha ganado la partida a Monte Alto. Minipunto y punto para los vecinos que contemplan desde lejos la luz de la Torre de Hércules, ahora ya pueden decir que son un poquito más cool, una palabra que muchos utilizaron para preguntarle al pintor coruñés por qué no se iba al Malasaña coruñés.
Bueno la respuesta para él es sencilla: “no me importa la localización, me importa el espacio. No creo que por estar en Monte Alto consigas nada. Soy de los que piensa que un local mola por el contenido, no por la situación”.
Quizás ahora se estén preguntando qué van a encontrar. Lo primero es un “campo base”, como dice Manuel, un lugar de trabajo pero, eso sí, “dinámico”. Su campo base es “el taller de un artista como debe ser, un espacio de trabajo accesible al público”.
Es cierto que no es una galería, aunque los cuadros cuelguen de sus paredes y la gente puede contemplarlos, pero tampoco es solo un lugar hermético donde encerrarse a trabajar sin contacto con el mundo exterior. La idea reside, como casi todo en esta vida, en la generosidad. “Los espacios hay que abrirlos, con mucha tranquilidad, sin miedo a la competencia, a los compañeros, a las galerías o al mercado”.
“La finalidad no es ni de broma ser una galería pero, puntualmente voy a abrir mi taller como se abren en Madrid o en Barcelona para hacer una pop-up, involucrar a alguien para que haga un poco de ruido y que todos respiremos un poco del ambiente cultural”, especifica Manuel.
Tras la inauguración su idea es habilitar una semana para que la gente lo disfrute con tranquilidad y, poco a poco, a través de las redes sociales, hacer ver al ciudadano que esa casa artística está abierta si alguien lo solicita y que puede entrar sin más.
La idea no es nueva, es fruto de la observación, el análisis del contexto y del fluir del tiempo. “Madrid es ahora la capital, el epicentro, del arte. En la época de ferias aquello es un jaleo, todo está de bote en bote y es muy accesible y normal. Eso es lo que quiero para mi taller”, destaca.
Además, el artista coruñés se ha dado cuenta de que “mucha gente no sabe cómo acceder a los artistas, no se atreve a preguntar y no disfruta más del arte por desconocimiento que, al final , es miedo al ridículo, a verte ignorante. Hay que dar la mano, ser realista, es lo que se hace en todos lados”.
Manuel pide relajación para todos, artistas, galerías, coleccionistas y consumidores, para poder gozar, sin presiones, de uno de los placeres de la vida.
Tal vez así, con la calma que da el sentirse libre de prejuicios y el aire fresco, A Coruña se pueda convertir en la capital artística del noroeste peninsular. Atributos no le faltan, solo soltura, porque como indica Manuel, “los años y el bagaje te dan muchas armas para romper el encorsetamiento que nos da el mundo del arte tradicional y una ciudad pequeña pero que es devoradora porque tiene un montón de artistas, de compradores, de tradición pictórica y artística”.
En algún momento algo de ese mundo se metió en su caparazón aunque la pasión sigue ahí dentro latiendo. Manuel aboga por un lenguaje claro, directo y cercano porque “hay grandes consumidores de arte, que no tiene nada que ver con comprar, nuestros clientes confían, solo hay que darle un giro para activarlo más”.
“El público funciona de maravilla y los artistas pensamos que no por el encorsetamiento en que intenta comprimirnos la sociedad y el mundo cultural. Yo opto por la tranquilidad, por el que todo va a salir muy bien. Además, ¿qué puede pasar?”, señala risueño.
Sean pues bienvenidos a esta nueva aventura, para mirar, para comprar, para preguntar o todo a la vez pero, sobre todo, no se olviden de disfrutar y pasen 'Hasta la cocina'.