El Mareógrafo de A Coruña, una pequeña joya que pasa inadvertida para la inmensa mayoría de la ciudadanía, no solamente recuperará su esplendor original con la rehabilitación y estabilización que abordará el Gobierno por valor de casi medio millón de euros. Lo harán sin detener una actividad que le convierte en único en su categoría en toda la costa atlántica, dentro de un conjunto de diez mareógrafos operativos en todo el territorio nacional.
La delegada del Gobierno, María Rivas, visitó el edificio situado en el muelle de Calvo Sotelo. Lo hizo junto al director del Instituto Geográfico Nacional, Pablo Carballo, para arrojar luz y acercar una explicación a pie de calle de un trabajo científico fundamental. Y ese es precisamente el horizonte futuro del Mareógrafo: pasar a una función también divulgativa. "Se han venido realizando labores de mantenimiento, pero una rehabilitación no se había acometido nunca, y marca un hito en el futuro del Mareógrafo", dijo Rivas.
"Queremos estar más próximos a la ciudadanía y que pueda conocer de primera mano otro elemento que trabaja por su futuro y su calidad de vida: Es clave para anticipar qué va a ocurrir en el futuro y qué ocurre en el presente", añadió, en referencia a la medición y monitorización del nivel del mar.
Por su parte, Pablo Carballo realizó una visita guiada a una instalación cuyo epicentro es un pozo que se mantendrá operativo durante la reforma. "Serán tres meses de trabajos, pero el pozo conectado con el cantil exterior es independiente y el edificio está construido alrededor de ese pozo", advirtió el director del Instituto Geográfico Nacional, que reconoció lo urgente de la obra: "La aparición de grietas detectó que se produce un hundimiento hacia la zona del cantil del muelle. Es fundamental estabilizar el edificio con una serie de vigas que van a impedir que se siga hundiendo".
Apunta a brillante el futuro del Mareógrafo, para el que se estudian actividades de producción de cartografía y otros aspectos técnicos, además de sistemas de observación geodésica y un pilar gravimétrico para medidas absolutas, lo que convertiría a la ciudad en referente occidental en ese campo.