Constancia y humildad. Dos sustantivos que definen a la perfección a María Bazar Verdes, una alumna de 21 años del CIFP Paseo das Pontes que lucha por hacerse con el triunfo en la decimotercera edición del Premio Promesas de Alta Cocina y dejar el nombre de la ciudad en lo más alto una vez más, después de que otro estudiante de la misma escuela, Jacobo Diz, se hiciera con dicho galardón en 2024.
El primer premio ofrecerá una beca valorada en 40.000 euros, que permitirá estudiar en el reconocido Le Cordon Bleu de Madrid, una prestigiosa escuela de cocina que “de no ser por la beca, jamás me lo podría permitir”, apunta la aspirante. Por ahora, la candidata se encuentra representando a Galicia entre los 50 clasificados.
A partir de aquí, un jurado popular elegirá a los diez finalistas a través de la página de Facebook de Le Cordon Bleu Madrid, en la que los aspirantes colgaron un vídeo de sus recetas. Tras la elección de los diez finalistas, un jurado compuesto por prestigiosos cocineros como Joan Roca, Martín Berasategui o Jesús Sánchez, entre otros, deberá valorar las recetas en vivo y en directo.
¿Cuándo nace su pasión por la cocina?
Empecé desde muy pequeña porque en mi casa se cocinó siempre. Teniendo a mis padres y mis abuelas como referencia, siempre quise meter las manos. Con 9 años me metieron en clases de cocina y hasta ahora, que desde los 19 estoy matriculada en el Paseo das Pontes.
¿Por qué en el CIFP Paseo das Pontes?
No lo tenía pensado, pero era el sitio que más me llamaba la atención. Es un centro de muy buena calidad, tanto en profesorado como en instalaciones.
Ahora está entre los 50 clasificados para los Premios Promesas de Alta Cocina. El año pasado ganó el concurso otro coruñés, Jacobo Diz, no sé si lo conoce.
Es mi mejor amigo. Empezamos en clase juntos y después a trabajar en el mismo sitio. Hace unos días fuimos juntos Madrid Fusión. Andamos siempre de la mano, uno con el otro.
En cuanto a la receta. ¿Por qué eligió este plato?
Nos daban unas bases. El conejo tenía que ser sí o sí. Y la zanahoria glaseada, también. Lo que era a elegir era la segunda guarnición. Decidí utilizar esa terrina de castañas porque sí que es verdad que las castañas es un producto de Galicia al que no se le da mucho valor, y menos en cocina salada. Pasa muy desapercibido este producto y yo lo elegí para darle ese protagonismo. En cuanto a la terrina, me parecía muy afrancesada, que es lo que buscan en esa escuela y, tras practicarlo bastantes veces para que me quedara como quería, decidí meterla en el plato.
La posibilidad de poder entrar en el centro es un privilegio para un estudiante de cocina. ¿Sería lujo ganar, no?
Para mí sería un sueño. Es una escuela súper prestigiosa y económicamente no podría permitirme entrar de no ser por esta beca que ofrecen al ganar el concurso.