Continúan las labores de desmontaje de la Medusa del puerto de A Coruña. Cerca de las 17.00 horas de este lunes se produjo el desplome de lo que quedaba de estructura, lo que provocó un fuerte estruendo que alertó a los coruñeses por el fuerte ruido. Fuentes de Naturgy aseguran que esta caída "estaba prevista dentro de los trabajos de demolición de la estructura" que se están llevando a cabo, por lo que, pese a ser algo "llamativo", reina la total normalidad y tranquilidad. "Todo va según el guión", añaden.

El desmontaje de la Medusa, antiguo almacén de carbón, comenzó en febrero y ahora entra en una segunda fase. El Ayuntamiento de A Coruña había valorado la posibilidad de reubicar la instalación, pero un informe técnico concluyó que no era viable. La chapa que recubre su superficie no sería reutilizable, aunque sí su estructura metálica, pero habría que restaurar cada una de sus piezas. Todo ello elevaría su coste a 6,4 millones de euros, “más de lo que costaría construir una nueva Medusa”, dijo en enero la alcaldesa, Inés Rey. 

La Autoridad Portuaria aprobó en febrero la extinción de la concesión a Naturgy para la descarga de carbón en el muelle del Centenario. De acuerdo con la Ley de Puertos, la empresa debe dejar el muelle libre de edificaciones. También en febrero, el futuro de esta estructura suscitó debate en la corporación municipal sobre sus usos y sobre su ubicación. 

La Marea Atlántica presentó una moción para debatir en el pleno del Ayuntamiento defendiendo que la cúpula se mantuviese en su ubicación, rescatando así los planteamientos surgidos del concurso de ideas que convocó el anterior Gobierno local para desarrollar el futuro de los terrenos portuarios de la ciudad. En esas ideas se planteaba que la Medusa se destinase a usos múltiples sin cambiar su emplazamiento. Se abogaba, por lo tanto, por su rehabilitación para convertirla en su espacio polivalente. 

Dentro de esa polivalencia se proponían ideas diversas, desde la creación de un auditorio o una sala de exposiciones, hasta la propuesta de convertirlo en una especie de museo portuario, al estilo de los existentes en los puertos de Hamburgo o Dunquerque.