Que el Gobierno central le haya declarado la guerra al tabaco en la hostelería convierte en carne de cañón las máquinas de tabaco y alguna parece haber 'dimitido' de sus funciones o encontrado un retiro prematura. Al menos esa es la impresión que le queda a los vecinos de Elviña cuando, en medio de un paseo por las zonas verdes, se encuentran abandonado uno de los terminales que hasta hace unos días les daban servicio.
Podría decirse que no vale ni para chatarra, pero no es exactamente así. La propietaria de un bar de la calle Rafael Alberti, en un gesto de buena voluntad, decidió donar la máquina a un chatarrero del barrio. Sin embargo, este no dispone actualmente de furgoneta y ha decidido aparcar el regalo en medio de la calle hasta poder volver a la actividad.
El bar en cuestión de momento no se plantea retirar el servicio de venta de cigarrillos a sus clientes, pero sí ha optado por renovar la máquina después de un fallo técnico en la anterior. Además, dar cambio sigue siendo todo un engorro, toda vez que el cash ha caído en desuso. Mientras, a las puertas del negocio yace abandonada su antigua compañera, patas arriba y torrándose como un usuario más de las zonas verdes de Elviña.