Es un maestro de la divulgación científica y, como tal, no podía dejar pasar la oportunidad de escribir sobre la historia que la envuelve. Moncho Núñez, un referente en la ciudad y creador de los museos científicos herculinos, adelanta a El Ideal Gallego su nuevo libro, donde hace un recorrido diario por los momentos más fascinantes que han marcado la humanidad y sus conexiones ocultas a través de datos y curiosidades de lo más sorprendentes. ‘El calendario de la historia de la ciencia’ ya está disponible online.
¿Qué le motivó a escribir este libro tan particular?
Este libro tiene una vieja historia. Yo hace doce años empecé a escribir en la revista ‘Muy Interesante’ una sección que se llamaba ‘Días contados’, en donde se contaban sucesos que tuvieron lugar durante ese mes. Con el tiempo, pensé en que a lo mejor se podía hacer un libro en donde se recogieran hechos relacionados con la historia de la ciencia y la tecnología para cada día del año. Y empecé a darle vueltas a la idea. Al pasar el tiempo, dije “este libro tiene que existir”.
“Lo que más llama la atención es que son sucesos para los 367 días del año. Si tú ahora coges el libro, verás que hay un 30 de febrero"
Son muchos datos curiosos...
Cuando te pones a eso, hay que pensar en algunos criterios porque todo no cabe. Primero, decidí que no iba a poner ni nacimientos ni defunciones porque, hoy por hoy, la red está llena de esos datos y yo no voy a contar lo que ya cuenta la Wikipedia.
Quería aportar algo diferente...
Sí. Entonces me limité a escribir solo de hechos. Y no simplemente a citarlos, sino a contextualizarlos en clave cultural, tratando de provocar la curiosidad, el interés y la complicidad del lector. Para cada día del año, hay entre tres y seis entradas. Al poner todo esto junto evidentemente de lo que había publicado en la revista hubo que quitar muchas cosas. La idea surge de la necesidad de que existiera un calendario que nos dijera, para cada día del año, qué pasó.
¿Hubo algo que le sorprendiese durante su investigación?
Hay muchas cosas y tuve que adaptar muchos criterios. Aparte de nacimientos y defunciones, decidir cuándo paras. Y yo decidí no poner ninguna efeméride del siglo XXI. Todo lo que ahí está reflejado es hasta el 31 de diciembre del 2000. ¿Sabes lo que llama más la atención? Que son sucesos para los 367 días del año. Si tú ahora coges el libro, verás que hay un 30 de febrero. Yo lo aprendí cuando escribí sobre ello. Esa es una cosa que me resultó muy curiosa, pero hay tantísimas...
¿Nos responde a alguna de las preguntas de la contraportada? ¿Es posible que una criatura se haya extinguido dos veces?
Pues sí. Hay un animal que se extinguió dos veces. El bucardo, una subespecie de cabra montés que vivía en el Pirineo. El último ejemplar murió y, entonces, le cogieron material genético para hacer un clónico. Y el clónico vivió, pero murió. Entonces, el bucardo se extinguió dos veces.
Después de repasar tantos eventos históricos, ¿qué efeméride es su favorita?
Tengo varias. Una de mis citas favoritas es que Colón descubre los pimientos. Mucho descubrir América, pero América estaba allí. Colón iba a buscar especias, decía, porque después lo que buscaba oro. El caso es que ese día descubrió los pimientos y esa fue la única especie que se trajo para el Viejo Continente. Gracias a ese descubrimiento, hoy tenemos los pimientos de Padrón, los de Arnoia, los de piquillo... Y todos los pimentones. Y también tenemos los chorizos como los tenemos, el pulpo con pimentón y la sobrasada es como es. El pimentón es la especia más utilizada en la cocina española y la descubrió Colón un 15 de enero.
¿Cuánto tiempo lleva recogiendo estos datos?
Yo empecé a escribir este libro hace doce años, cuando se publicó por primera vez un relato de las efemérides del mes en la revista. De este relato, es de donde sale el libro. Ahora, dedicado estrictamente a hacer el libro, cuando ya está hecho todo lo anterior de la revista, dos años. Dos de jubilado.
¿Qué es lo siguiente para usted con todo lo que ya lleva hecho?
Vivir. Y me encantaría ser dueño de mi muerte. Esto a lo mejor te queda un poco lapidario (ríe). No me queda nada. Estoy disfrutando mucho de la vida.