Una vez más los vecinos de A Zapateira amanecen como si cada noche anterior se hubiera celebrado un macroconcierto en el barrio, con restos de basura de todo tipo que traen de nuevo a colación el problema recurrente de los vertederos ilegales. Aquellos demasiado perezosos, o incivilizados, para acercarse a un punto limpio parecen haber encontrado la alternativa idónea en las proximidades de la urbanización Valaire. 

Lo curioso es que en el razonamiento de los infractores de las ordenanzas de Medio Ambiente responde a que por tratarse de monte y alejado del centro de la ciudad hace menos daño, pero nada más lejos de la realidad, tal y como relata el presidente vecinal, Juan Sánchez-Albornoz: “Hay mucho sinvergüenza que, en vez de ir al punto limpio, sube hasta aquí y tira escombros, ruedas, colchones... aparte del tema medioambiental está el peligro de incendios, que es altísimo”.

Sentimiento de impunidad 
Ni siquiera la excusa de la comodidad o la dificultad para acercarse a un punto limpio sirven para entender el proceso mental que lleva a los acumuladores de basura a elegir Valaire. Y es que el vertedero ilegal surgido en las últimas horas exige una ruta muy concreta y hasta cierto punto a desmano, incluso para un residente. Cualquier punto legal se antoja mucho más cercano y, sobre todo, indicado. 

Favorece la tendencia infractora el hecho de que, precisamente, esas infracciones apenas acaban en multa. Ya en 2018 la tendencia a la hora de analizar este tipo de comportamientos hablaba de más de 30 vertedero ilegales, 16 personas identificadas y solamente un procedimiento sancionador. A última hora de ayer los vecinos descubrieron otro más en los anexos al campo de fútbol.