El número 88 de San Andrés aguarda otra rehabilitación

El edificio del número 88 es una ruina patente, sostenida solo por vigas metálicas que impiden su colapso y, sin embargo, está llamado a ser un inmueble que no desmerecerá la nueva vía gracias a una reforma que impulsa la Xunta a través del plan Rexurbe
El número 88 de San Andrés aguarda otra rehabilitación
Estado del 88 de San Andrés, ayer | PEDRO PUIG

Mientras la rehabilitación de San Andrés ha concluido, la del edificio que ocupa el número 88 de esa calle todavía no ha comenzado. El estado del inmueble es ruinoso, y contrasta aún más con el de la flamante calle recién reurbanizada. “Está fatal, prácticamente en el suelo. Ahora mismo, si se le quita el puntal, probablemente colapse. Hay muy poco aprovechable porque está muy mal conservado. Grandes entradas de humedad, termitas, ha tenido carcoma...”, enumeró el arquitecto Ignacio Reigada.


Junto con su compañera Susana Vázquez forman el estudio coruñés de Sinaldaba. Redactaron el proyecto de rehabilitación de este inmueble, que la Xunta adquirió para dedicarlo a viviendas de alquiler social, como parte del plan Rexurbe. Albergará cuatro viviendas. El IGVS compró el edificio por 520.000 euros, a los que hay que añadir el coste de la reforma, de 1,2 millones de euros. Es decir, que saldrá a 430.000 euros por piso, lo que no es disparatado, considerando los precios del mercado actual, y que se trata de una zona en alza.


El inmueble se construyó en 1880, y está sostenido por su parte posterior por vigas metálicas que impiden su desplome. Forma parte del mismo San Andrés decimonónico que el Ayuntamiento trata de rescatar con las obras de peatonalización de la vía, que están a punto de finalizar, pero queda poco ya que salvar de este edificio, como  Reigada reconoce.


Lo que se puede salvar, sin embargo, son algunos elementos que se podrán integrar: “Recercados, galerías, acabados de fachada, etc”. El resto será una vivienda adaptada al siglo XXI. Es cierto que muchas partes serán nuevas “pero como el mismo lenguaje”, señala el arquitecto, que recuerda que, incluso aunque uno pasee por La Marina y desde lejos parezca una pared uniforme de cristal, cada galería cuenta con elementos que los hacen únicos para el ojo que sabe apreciarlos.


“Vamos a tratar de recuperar elementos de cantería que hay dentro del edificio y elementos de madera que se puedan reutilizar, incluso galerías, aunque parte habrá que hacerlas en PVC”,   apunta. Habrá que esperar a que se desmonte el edificio para estar seguros, pero Reigada se muestra confiado. “Hasta que nos pongamos manos a la obra, no lo sabremos. Pero el proyecto quedará muy bien. No hay ninguna duda. Ojalá estuviera mejor conservado, pero esto es una rehabilitación”.


“La galería será diferente a las contiguas, aunque trataremos de que sea lo más cercana a la original. Es complicado, porque estás muy acotado por la normativa urbanística”, dice. La calle San Andrés es zona Pepri (es decir, que está protegida por un plan especial), que es mucho más estricta que en otros lugares. Hay que distinguir los elementos singulares que merecen la pena y conservarlos y los que no, que se reinterpretarán. “Es donde podemos aportar originalidad y singularidad”, promete. 

El número 88 de San Andrés aguarda otra rehabilitación

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