Esta crisis de la vivienda es completamente distinta de la que siguió a la explosión de la burbuja del ladrillo de 2008. La anterior afectaba a las hipotecas y esta lo hace con el alquiler. El lado positivo es que la mayor parte de los coruñeses tiene en propiedad su vivienda principal. El lado negativo, que esta cifra ha descendido. De hecho, el número de coruñeses que viven de alquiler creció un 15% en solo una década, según los datos que ofrece el Ayuntamiento.
Es un efecto semejante en todos los distritos de la ciudad, con la diferencia del 4, que engloba Os Mallos, A Sardiñeira y Vioño. En el resto, el número de viviendas en propiedad ha descendido en el período comprendido entre 2011 y 2021. Es decir, que después de que se hicieran notar los peores efectos de la crisis, comenzaron a desaparecer muchos pequeños propietarios. Fue la época de Stop Desahucios, en la que las protestas estaban a la orden del día y los lanzamientos emitidos por los juzgados se contaban por cientos.
En ese momento, los activistas por el derecho a la vivienda ya advertían de que la situación forzaba a muchas personas a la dación en pago y a vivir en régimen de alquiler. Sin embargo, era la única opción que quedaba para aquellos que habían perdido su trabajo y sus ahorros durante a crisis económica y se encontraban en una situación precaria.
CIFRAS |
0,35 CASAS |
23.660 RESIDENCIAS |
928 EUROS |
390 OFERTAS |
Ahora se trata de una situación distinta. El número de personas que viven de alquiler es cada vez mayor. Si en 2011 el número de viviendas principales (es decir, que eran la residencia habitual de alguien) era 117.590, en 2021, diez años más tarde, el número se había reducido a 93.930. Es decir, que en ese tiempo, los datos del Ayuntamiento estima que habrían quedado vacías 23.000 viviendas.
En todo caso, hay que señalar que los datos extraídos directamente del Instituto Nacional de Estadística (INE), elevan esta cifra a más de 30.000. Un tanto por cierto, en todo caso, muy importante del parque de vivienda de la ciudad. En una intervención del día 4 de este mes, el concejal de Urbanismo, Francisco Díaz Gallegó, informó de que la ciudad tiene un parque residencial de 0,35 viviendas por cada 100 habitantes. La media española es de 1,3, y la media europea, de 3,2. “Estamos, por lo tanto, muy lejos de las necesidades reales de la ciudad. Para llegar a la media europea necesitaríamos 7.200 viviendas más, pero en los últimos quince años la Xunta solo edificó cuarenta”, había denunciado el concejal.
Así se iba cociendo lentamente el problema que estalló de forma tan clara después del covid. Pero al mismo tiempo que se reducía el número de viviendas habitadas, también crecía el número de residentes que se habían convertido en inquilinos, pasando de 21.450 en 2011 a 24.681 en 2021. Es decir, un incremento del 15% en una década.
Una población mayor de inquilinos implica un grupo cada vez más sensible a la subida del alquiler, sin la posibilidad de acogerse al refugio que ofrece a un propietario la hipoteca a plazo fijo. Es cierto que no todos los distritos se comportaron igual en la última década, pero sí la gran mayoría. En muchos esta tendencia ya se apreciaba entre 2001 y 2011. Por ejemplo, el distrito 3 (Juan Flórez, Cuatro Caminos) es uno para los que 2011 resultó ser un año de inflexión. Comenzó a bajar el número de propietarios y a subir el de alquilados.
Lo mismo ocurrió en el distrito 5, donde se engloba a Labañou y a Los Rosales. E incluso el distrito 1, el de la Ciudad Vieja, los Cantones y el Orzán, se puede observar la curva más pronunciada, de más de un 35% de inquilinos en 2011 que cayeron a un 25% en 2015 para acercarse a 30% en 2021. Otros llaman la atención por su comportamiento constante, subiendo el número de inquilinos año a año sin que los vaivenes del mercado inmobiliario parezcan afectarles. Es el caso de los distritos 9 (Elviña, Zapateira) y 7 (Os Castros, Monelos). Pero, con ligeras variaciones, la tendencia parece ser común, y es la de caminar hacia el alquiler en un momento en el que el mercado alcanza cifras que nunca se habían visto anteriormente.
Según el último informe de la plataforma inmobiliaria Fotocasa, si en 2010 el valor del alquiler de un piso de 80 metros cuadrados era, de media, de 551 euros, este ha ido escalando hasta alcanzar los 928 euros en la actualidad. En 2020, en plena pandemia, el coste era de 693 euros. Es decir, en tan solo cinco años el alquiler ha subido un 33,9%.
El mercado actual excluye, según un informe de 2024 de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), al 88% de los menores de 35 años. “El acceso a la vivienda por parte de los jóvenes, tanto en compraventa como en alquiler, sigue siendo el centro de preocupación de todos los agentes económicos que componemos el sector inmobiliario gallego. Por esto mismo debemos adaptarnos al nuevo escenario que se produce con un marco económico complejo”, indicaba entonces el presidente de la patronal inmobiliaria, Benito Iglesias.
Un informe de las inmobiliarias advierte de que el problema es muy grave para los menores de 35
Los precios se han incrementado en toda la ciudad, pero hay barrios donde el arrendamiento podría considerarse un privilegio que muy pocos pueden permitirse. Es el caso del Ensanche, el tercer barrio más caro de Galicia para alquilar un piso, con un precio medio de 13,2 euros por metro cuadrado. Solo las zonas de Adina-Portonovo (22 euros) y Sanxenxo Pueblo (15,6) superan el coste del barrio coruñés. Pero en el top 10, con precios por debajo de los 13 euros por metro cuadrado, la lista la completan, casi en su totalidad, áreas que se encuentran en A Coruña. Es el caso de la Ciudad Vieja, San Pablo-Juan Flórez, Monte Alto-Zalaeta-Atocha y Cuatro Caminos-plaza de la Cubela.
El fenómeno del encarecimiento del alquiler en A Coruña es tan pronunciado que, si se continúa el ranking, analizando los veinte barrios más caros, este también está dominado por zonas de la ciudad. Así, en el tramo que oscila entre los 10 y los 10,6 euros por metro cuadrado, aparecen Os Castros-Castrillón, Agra do Orzán-Ventorrillo-Vioño y Someso-Matogrande.
De esta forma, nueve de los veinte barrios más exclusivos de Galicia están en A Coruña, mientras que el resto se distribuyen entre Lugo, Santiago y núcleos de la provincia de Pontevedra.
Este alza en los precios está directamente relacionado con la escasez de oferta. El número de viviendas en régimen de arrendamiento se redujo a menos de la mitad desde 2021 y su precio aumentó en un 25,6%. La Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) ha elaborado un informe en el que se compara la evolución del alquiler entre los años 2021 y 2025. Los datos son alarmantes: hace cuatro ejercicios había 800 viviendas en el mercado, cuando en la actualidad son 380. Esta escasa oferta contrasta con la gran cantidad de viviendas vacías que, por uno u otro motivo, existen en la ciudad. La gran mayoría se encuentran en edificios en mal estado, pero la rehabilitación no puede dar respuesta rápida al problema de la vivienda.