Os Mallos tiene una historia de okupaciones de casas abandonadas que han traído problemas cuando sus ocupantes han traficado con drogas, o han generado otros problemas de seguridad como peleas o de convivencia como ruidos a altas horas de la noche. Por eso la okupación del número 20 de la calle río Traba suscitó alarma entre los vecinos. Sin embargo, los okupas resultaron ser una pareja que vive con un perro, y que niega tener nada que ver con el tráfico de drogas.
Para los vecinos de Os Mallos, muy escarmentados ya por anteriores experiencias, todo eran sospechas: se dedican a la venta de droga, roban y duermen en trasteros de Eugenio Carré y otras calles. Incluso el perro que ladra, provoca recelos. Él, de 39 años, lo niega todo. “Vinimos aquí hace un mes. Yo conozco el sitio, porque soy de la Sagrada Familia, y aquí vivía la madre de un conocido”, explica. Oficial de Segunda de Montaje, cobra unos 480 euros al mes.
Con esos recursos, es muy difícil encontrar un alojamiento en A Coruña. “Yo podría encontrar una habitación para nosotros dos, pero no con la perra”, aclara. El animal, Triana, tiene un año de edad, y niega que sea peligrosa, aunque admite que ladra a extraños: “Es muy protectora”.
Los dos llevaban un tiempo en la casa cuando el dueño les descubrió. Les permitió quedarse unas semanas, pero la pareja no tiene ninguna intención de marcharse. Esperan que cuando los vecinos se den cuenta de que no trafican con drogas y que tampoco hay trasiego de gente entrando y saliendo se tranquilicen, aunque entienden que Os Mallos ha tenido experiencias desagradables con la okupación.
“En un mes le lavo la cara”, comenta él. En el tiempo que han estado aquí, han cambiado las cerraduras por cadenas y se han enganchado a la luz, pero esperan hacer de esta casa okupada su hogar tanto tiempo como sea posible.