Una de esas ocasiones únicas. Por primera vez en España, la Fundación Barrié abre sus puertas a la exposición ‘El oro de los Akan'. Tesoros reales del África Occidental’, una muestra con más de 300 objetos de los siglos XIX y XX, aunque algunos de estos “tesoros únicos” tienen incluso más historia sus espaldas.

La muestra fue presentada por la directora de la Barrié, Carmen Arias, el director del museo Liaunig, Peter Liaunig, y el galerista experto en arte africano Jean David, estos dos últimos vinculados directamente con el contenido de la muestra (la familia del segundo fue la que se hizo con la colección y acabó vendiéndosela a la familia de Liaunig).
 

Los tres centenares de objetos muestran cómo el simbolismo estaba fuertemente arraigado en esta cultura originaria de la República de Ghana y Costa de Marfil. Joyería, armas bañadas en oro, elementos decorativos, tronos o bastones convivirán estas semanas en la Barrié.

El poder del lenguaje

Precisamente, David y Liaunig destacaban como la bienvenida a la muestra la dan los bastones, elementos que permitían al “portavoz del rey” hablar con los ciudadanos, “porque el rey no hablaba directamente con ellos”.
 

Y es que el lenguaje es un elemento fundamental a lo largo de la muestra, tal y como explicaban ambos. Y es debido a que más allá de las funciones que pueda tener cada objeto, siempre tienen un trasfondo, un proverbio, que busca dar más información. Es el caso de la rana que se puede ver en el catálogo y que se sumará a la exposición en próximos días: “Sólo se puede saber el tamaño real de una rana cuando está muerta, igual que el afecto hacia una persona que solo se mide de verdad cuando esa persona falta”, explica David con una sonrisa. 
 

Estos dobles significados y el simbolismo se pueden apreciar también en los collares que acompañan en el pasillo a los bastones. “Este tiene una forma de puerta, para abrir tu alma”, apuntaba David señalando una de las piezas. 
 

El galerista también destaca el estilo de creación de las piezas expuestas y pone el foco en una de ellas: “Esto nadie es capaz de hacerlo hoy en día”, dice mientras señala a una pieza creada con un aspecto “granulado”, de manera que al acercarse se aprecia que está compuesta por multitud de micropiezas de oro.
 

Edades

Liaunig destaca que la mayoría de las piezas que están en la Barrié son de los siglos XIX y XX, pero alguna de las expuestas podría alcanzar los 300 años, “aunque es complicado datar el oro”.
 

Tanto el director como el galerista explican que con la llegada de cada rey, se “fundían las piezas anteriores y se hacían nuevas”, por lo que se acababan mezclando otros metales, plata y cobre, principalmente, reduciendo el número de quilates de algunas piezas.
 

Sobre cómo lograron las primeras piezas más pequeñas, explican que a sus dueños no les importaba venderlas, “la joyería no era sagrada, era reemplazable, podían hacer más”, explica David. Sobre sus creadores, asegura Liaunig que son “muy respetados”, ya que es una profesión artesanal “transmitida de padres a hijos”.

Como nota curiosa, el oro de los Akan convivirá con el arte gallego, ya que hoy se reabrirá, con una ampliación, la sala permanente dedicada a Lloréns.