La duna que pisó Julio César hace más de dos mil años asoma en San Andrés

“Es arena de duna que se forma en la parte alta de la playa en un tiempo en el que el nivel de agua estaba más bajo”, asegura el catedrático emérito de la UDC Juan Ramón Vidal Romaní
La duna que pisó Julio César hace más de dos mil años asoma en San Andrés
Una de las franjas que los operarios han excavado en la calle San Andrés | Patricia G. Fraga

La obra de mejora de la calle San Andrés ha destapado el pasado remoto de la ciudad. En superficie se observa una acumulación de material que simula una formación de dunas, tal y como detallamos ayer en El Ideal Gallego. Resulta espectacular, y no son pocos los padres que le dicen a sus hijos que en esos montículos, al contrario que en los de la playa de Riazor, no se puede jugar. Pero la chicha, lo significativo, está en el interior, dentro de las varias zanjas que se están excavando a lo largo de la vía: es arena, pero no una cualquiera, sino una que nos remite a muchos años atrás.
 

De entrada, expliquemos el pasado geológico de la ciudad. Podríamos remontarnos 500.000 años atrás, cuando el territorio de lo que hoy es la ciudad herculina estaba dividido en dos islas separadas por un mismo mar: una en Monte Alto y otra en Santa Margarita. Pero no iremos tan atrás, solo hasta el año 61 a.C., cuando Julio César llegó a Brigantium. Entonces, el istmo coruñés que va desde donde hoy está la plaza de María Pita hasta el final de Linares Rivas era una gran extensión de arena y rocas. Del lado del puerto, una inmensa playa. De la vertiente del Orzán, otra. Y en medio, más superficie arenosa, una duna, cubierta de vegetación. 
 

Así se observa en una de las imágenes del pasado de la ciudad generadas por ordenador que incluye el libro ‘A Coruña eterna’, obra de Enrique Cabarcos y su equipo, que fue presentado el pasado año.
 

La empresa que está realizando las obras de reurbanización de San Andrés ha abierto varias franjas a lo largo del tramo que ahora está acotado, que es el que va desde la capilla (detrás de cuya parte trasera apareció en su día un cementerio) hasta la calle Pastoriza. En la superficie excavada, delimitada por grandes planchas metálicas, la firma ejecutora está introduciendo tuberías: se pueden observar así diferentes estratos de tierra y es en el último en el que aparece claramente la arena.
 

“No es un nivel marino. No es un nivel de playa. Es un nivel de duna: cuando se puso ahí, el agua estaba todavía muy lejos”, apunta Juan Ramón Vidal Romaní, catedrático emérito de Geología de la Universidad de A Coruña (UDC).


“Es arena de duna que se forma en la parte alta de la playa en un tiempo en el que el nivel de agua estaba más bajo”, se extiende este experto. Si le preguntas si es la duna que pisó Julio César, cuando llegó a la ciudad en el 61 a.C, te dice que obviamente. “En la época romana, el mar acababa de entrar en las rías y había estado muy alejado de la costa actual. Solo llegaba el viento transportando arena”. “Piensa en lo que ocurre con todas las estructuras romanas de las Rías Baixas: todas están hoy cubiertas por el agua”, continúa. Pero es que mucho antes de que el romano irrumpiese en Brigantium este montículo arenoso que ha destapado la obra ya estaba formado: “Lleva ahí 120.000 años”, precisa. 

La duna que pisó Julio César hace más de dos mil años asoma en San Andrés

Te puede interesar