Acostumbran a decir los políticos que la falta de obras es motivo de críticas y que, cuando éstas se acometen, arrecian las mismas por las molestias que causan. En definitiva, ni una sola de las grandes actuaciones es capaz de poner de acuerdo a la ciudadanía. Sin embargo, lejos de la idoneidad o no de la obra en sí, el comercio de la zona centro en general y de San Andrés en particular vive un momento de bajón derivado del proceso en sí, que no solamente ha alejado los coches, sino también buena parte de los viandantes que eluden sortear socavones, pasarelas provisionales o lidiar con ruidos de máquinas percutoras.
Las redes sociales han servido para que el primer paso al frente lo diera Guadalupe Ferreirós, propietaria de O Recuncho do Granel. Situado en el número 86 de San Andrés, desde el segundo plano en el que le dejan el proceso de transición hacia la nueva realidad de la calle pide que los clientes no se olviden de ella. “Seguimos aquí, al pie del cañón, el pequeño comercio de San Andrés os necesita más que nunca”, reza su mensaje en redes sociales. “No sirve de nada que dejen la calle preciosa si no quedan pequeñas tiendas que visitar, así que contamos con todos vosotros”, finaliza antes de pedir que el mensaje sea compartido y reenviado por todos sus lectores. Y eso mismo es lo hicieron a los pocos minutos los vecinos del Orzán. “Pedimos en nombre de todo el comercio local que vengáis al centro a comprar. A pesar de las obras están abiertos y se están viendo muy perjudicados, porque la gente evita venir”, agregan.
No es ajena a esa realidad Isabel Porto, presidenta de la asociación comercial Zona Obelisco, y con un negocio propio en la calle Real. Se lo toma con algo más de resignación, pero sin obviar unos problemas de movilidad que se han convertido en la gran amenaza para el sector. “Las obras son impedimento para la gente que viene en coche. El llamamiento para ayudar al comercio pequeño hay que hacerlo siempre, porque es la vida de la ciudad”, subraya. “Si vengo de fuera a lo mejor veo semejante lío en la zona y no vuelvo”, prosigue. La presidenta de los comerciantes espera que las navidades sean el momento de vuelta a la normalidad para el pequeño comercio. “Esperamos que cuando vuelva la normalidad sea para mejor”, dice.
Por su parte, Lorena García, empleada de la tienda Planeta Paraíso, le pone números al quebradero de cabeza. “Es horrible, hemos notado una bajada de más del 80 por ciento en los clientes”, denuncia desde una ubicación justo enfrente de O Recuncho do Granel. “Nadie pasa por unas obras así. Dijeron que lo harían por tramos, pero esto es la obra de El Escorial, más allá de que la obra en sí me parezca una ridiculez”, agrega. Además, García recuerda que “no todo el mundo vive en la ciudad y, si vienes de las afueras o el área, te buscas otro sitio al que ir a comprar”. Podría ser, eso sí, la primera obra que ponga a todos de acuerdo.