Alrededor de la una de la mañana el tramo central de la pasarela de Pedralonga reposaba sobre los dos pilares, uno a cada lado de Alfonso Molina. La operación marchó mejor de lo previsto, y se adelantó varias horas al programa inicial. En un principio, el corte de tráfico total, se había retrasado una hora para dar tiempo a que se marcharan todos los espectadores que habían acudido a contemplar el partido de fútbol en el estadio de Riazor. Pero, a pesar de eso, todo marchó rápidamente.
Se emplearon dos enormes grúas autopropulsadas, de 250 toneladas cada una, porque la estructura pesa 55, aunque es liviana para la longitud de vano. A 5,5 metros del suelo, y con una longitud total de 161 metros, la estructura blanca permitirá ir de lado a lado de la avenida, sin que la sostenga ningún pilar.
Pero primero tendrá que instalarse la última pieza, la que une el tramo central con la rampa del lado de Palavea, y por el momento no se ha anunciado cuándo estará operativa. Los vecinos de este barrio, junto con los de Pedralonga y Eirís, tendrán que conformarse con contemplarlo y esperar un poco más.