Desde que este miércoles se dio a conocer la noticia del cierre, por ahora temporal, de Primor en el número 15 del Cantón Pequeño, la gente en redes sociales ha manifestado su desconcierto sobre el motivo. La esperada perfumería ‘low cost’ abrió el pasado 12 de marzo y, quince días después, sus puertas permanecen cerradas tras una orden municipal por no tener licencia para la reforma, según fuentes municipales.
Además, la compañía recibió un dictamen de la comisión asesora del Pepri (Plan Especial de Pescadería y Ciudad Vieja), en el que se recuerda que el edificio cuenta con protección de nivel integral, por lo que la empresa estaba obligada a recuperar la fachada de la planta baja, que debería ser de madera. Para entender mejor qué ocurre, hay que remontarse a 2013, cuando se aprobó el Pepri. Desde entonces, los edificios históricos que vieron modificadas sus fachadas o volumetrías deben recuperar su disposición original si se someten a una reforma en la actualidad.
La licencia del edificio de Primor data de 1925. Dos años después abrió en él una sucursal de The Anglo-South American Bank. La fachada se modificó por los negocios anteriores a Primor, como Banesto, pero estas reformas fueron previas al Pepri, que en su artículo 61 establece que cuando se realicen obras de adecuación arquitectónica en las fachadas y elementos exteriores de los edificios será obligatoria la recuperación de las características arquitectónicas y formales originarias del conjunto. El artículo 62, además, indica que las plantas bajas deben tener coherencia con las características arquitectónicas del edificio y del contorno urbano histórico.
La comisión asesora del Plan Especial de Pescadería y Ciudad Vieja emitió el informe desfavorable en su sesión del 15 de marzo, pero la orden municipal de cierre se firmó la semana pasada y la comunicación tuvo lugar este martes. La compañía tiene ahora quince días para presentar alegaciones.
La popular cadena de productos de perfumería, belleza, parafarmacia y droguería abrió después de meses de espera y preguntas continuas de los coruñeses. El local ubicado en el Cantón Pequeño se llenó desde entonces de personas que quisieron aprovechar sus ofertas y bajos precios, sin embargo, y a las puertas de los festivos de Semana Santa, las puertas del que era el local que ocupaba Banesto amanecieron cerradas hasta nuevo aviso, frustrando los planes de sus asiduos.
Los empleados, contratados hace menos de tres semanas, muestran la incertidumbre por la falta de un rumbo definido para las próximas semanas. En total son 43 los trabajadores que fueron contratados para la tienda del centro de A Coruña, la primera de la marca en Galicia, algo que despertó gran expectación en toda la comunidad.