La mejor forma de concienciar sobre un particular es brindar toda la información posible. Esa es la premisa que parece haber asumido María Pita como actuación individual sobre el Real Decreto de ahorro energético, cuya aplicación comenzó la pasada medianoche. Así, el Gobierno de Inés Rey decidió limitar su actuación a la colocación de carteles en los edificios municipales, cuya misión es arrojar luz acerca de las pautas marcadas por sus compañeros de partido en Moncloa.
El pasado 2 de agosto, cuando se publicó el Real Decreto con aplicación a una semana vista, la alcaldesa aseguró que su equipo estaba trabajando en una movimiento propio. “Entendemos a medida como necesaria e o Concello está a preparar este plan con carácter urxente para comezar a implantalo”, expuso horas después de su publicación en el Boletín Oficial del Estado. Entonces, comerciantes y demás actores de la actividad económica se mostraron cautos a la hora de valorar los pormenores coruñeses del plan.
Por ejemplo, los comerciantes, a través del presidente provincial Miguel Agromayor, relativizaron la importancia del plan en lo que a la salud económica se refiere. Finalmente, no habrá nada más allá del apagón a partir de las diez de la noche en edificios públicos.
También a partir de las 22.00 horas tendrán que darle al interruptor y apagar los luminosos los comercios, siempre y cuando no haya nadie en el interior. Es decir, la labor informativa del Ayuntamiento versa sobre uno de los primeros gérmenes de bulos: No se apagará nada que tenga clientes en el interior. Nadie comprará a oscuras.
Una de las excepciones del decreto afecta directamente a la postal más icónica de la ciudad: La Torre de Hércules no tiene la obligación de apagarse. Los monumentos quedan exentos de los requerimientos de ahorro de energía en las ciudades. También los rótulos y monumentos que no son edficios. No así todos los edificios institucionales en los que desde muchas horas antes no hay absolutamente nadie en su interior.
Por lo tanto, otro de los puntos informativos sobre los que incidirán los carteles pasa por el termostato del aire y en el hecho de que solamente los escaparates se verán afectados en la práctica. Respecto a la temperatura del aire apropiada, el texto del Gobierno central apunta a los 27 grados del aire acondicionado como mínimo en verano, mientras que durante el invierno la calefacción no podrá superar los 19.
En definitiva, María Pita, cuya sede sí se apagará, ha apostado por la información como mejor plan de actuación.