A Coruña fue de otro Planeta. Así, con mayúscula. El tercer día de fiestas dejó la novena visita a la ciudad de la para muchos banda más icónica de la historia del indie español. Y, según los más devotos y habituales en buena parte de las anteriores citas, se trató de una versión mucho más adulta, con todos los matices que lleva la expresión: un sonido incontestable, una puesta en escena sobria y efectiva y la contención de una madurez que limita las genialidades y excesos para arrinconar a la banda en un registro pletórico. 

En realidad no se movió María Pita del concepto nostalgia: Kate Ryan cantó a la generación que ‘jastaba pista’ a principio de siglo, Mocedades a sus coetáneos y Los Planetas los cuarentones y algo más que en su día fueron rebeldes incomprendidos y que ahora no comprenden el pop sin las guitarras rasgadas y los ritmos que J y su banda hicieron pasar de la clandestinidad a la exclusividad popular. Y sí, señores, Los Planetas también es nostalgia: su disco de debut es objeto de gira de aniversario y cada tema evocó un recuerdo de juventud en una plaza casi llena.

Pasaban siete minutos de las diez de la noche cuando los granadinos salieron al escenario. Antes, la Playlist con Izal o Sidonie puso en valor a los ‘hijos’ de Súper 8 y la innegable influencia que la banda ha ejercido y sigue ejerciendo. Y A Coruña se fue ‘De viaje’ para empezar con las primeras líneas de bajo, batería y guitarra de todas las fiestas. El orden de temas fue exactamente el mismo que en el disco. ‘Qué puedo hacer’ y ‘Si está bien’ provocaron los primeros meneos de cabeza del tantas veces caricaturizado baile indie-gafapasta. “Estamos encantados de estar en A Coruña, un sitio precioso e increíble”, dijo Jota, parco en palabras para sorpresa de nadie.

No obstante, el frontman hizo otro viaje temporal: al de la gira de Súper 8 hace 30 años, con no más de 200 apóstoles de la causa en un Playa Club que acabaría por convertirse en lugar habitual de sus visitas. “La primera vez que vine a A Coruña tocábamos en el Playa Club, pero éramos muchos menos”, dijo J antes de encarar la recta final del disco, un repaso total de 47 minutos, dos más que la grabación y que remató con una atronadora ‘La caja del diablo’.

El parón dejó por delante una larga propina, que dirían los veteranos: cinco temas representativos del resto de sus trabajos, entre los que ‘Un buen día’ tiene un poquito de corazón coruñés de forma involuntaria. Y es que su videoclip, en el que aparece el fallo de Michu que dejó sin ascenso al Celta frente al Granada en 2011, provocó una sonada bronca en su concierto de Vigo. 30 años, 15 temas y una inflación brutal en su capacidad de convocatoria evidencian que sí, J, que todo está bien y que el proyecto sigue en órbita.