Los coruñeses que este viernes decidieron acercarse a alguna de las playas urbanas de la ciudad a disfrutar de un baño, o simplemente a caminar por la arena o por el Paseo Marítimo, pudieron ser testigo de una situación que no es nada habitual en los últimos años. Y es que en el momento en que la marea estaba en su nivel más bajo, los arenales de Riazor, Orzán y Matadero permanecieron unidos, sin que existiese barrera física alguna entre ellos. Como si se tratase de una única playa, y no de las tres que todo coruñés tiene en mente.
Se trata de una escena que no es para nada cotidiana, al menos de manera reciente, pues no se producía desde que el relleno al que fueron sometidos las playas. Hay que tener en cuenta que buena parte de esta zona es terreno que en su día fue ‘robado’ al mar, algo que hace que, en ocasiones, se puedan producir este tipo de circunstancias tan llamativas.
Ya en la jornada anterior, el fuerte oleaje que se registró en la costa de la urbe herculina había dejado sus primeras consecuencias sobre las playas. Las olas, combinadas con la marea alta, se llevaron parte de la arena de la playa del Matadero, y también los arenales de Orzán y Riazor habían resultado afectados por este mismo problema.
Aunque este viernes no fue un día con un calor excesivo y las playas no se llenaron como en otras jornadas de pleno verano, muchas de las personas que sí decidieron acercarse a los arenales aprovecharon para poder pasar de uno a otro caminando, sin que se lo impidiese obstáculo alguno.