Lo más seguro es que no hay niño que creciese en el Agra do Orzán sin tener una foto con él. Pluto, el perro más famoso y recordado del barrio, se encuentra solo a las puertas del comercio que hizo tan feliz a cuatro generaciones de coruñeses. Calzados Docampo cerró sus puertas el 31 de diciembre por jubilación.
En el escaparate, ya vacío, todavía permanece un cartel en el que dan las gracias a sus clientes “por los 55 años que hemos compartido con varias generaciones. Ha llegado el momento de descansar, deseamos a todos mucha salud y bienestar”. Firman este mensaje Alfonso Docampo y María Jesús Suárez, las dos personas que han calzado a todo el barrio durante más de cinco décadas.
Pluto, el balancín mecánico que recibía a los clientes desde que abrió la tienda en la calle Francisco Añón, permanece como un emblema en el lugar. Funcionó con pesetas y vivió el paso al euro. Se desconoce cuál va a ser su futuro, pero interesados a los que la nostalgia les inunda no faltan. “Si no saben qué hacer con él, me gustaría comprárselo. Es algo mítico para una zona y una generación. 25 pesetas y a pasarlo como Dios”, dice Carlos Pereiro.
Su madre, Pilar, vecina de la calle Observatorio, recuerda que sus hijos y sus nietos “se criaron ahí durante décadas. Mis hijos, que todavía tienen 40 años, siguen yendo a verlo cada semana y a llevar a sus hijos. Mis padres ya iban allí. Hace poco lo hablaba con unos amigos: es una cuestión de generaciones y esperamos que no se pierda, porque es patrimonio de la ciudad. Es un monumento más. Todo el barrio hemos pasado por allí. Además, la gente de Docampo es maravillosa”.
Otra coruñesa, Chus Fernández, también rememora aquellos tiempos en los que su hijo era feliz junto a Pluto: “No había quien lo sacara y formaba colas de niños esperando. Marcó a varias generaciones EGB y más”. Hace 20 años, cuando retiraron a este balancín para realizar unas obras, el barrio recogió 400 firmas pidiendo su regreso. Y ahí sigue, a la espera de su dueño.