Una de las principales preocupaciones de los residentes coruñeses es el narcotráfico a pequeña escala. Los narcopisos, como se les ha dado en llamar, se convierten habitualmente en foco de problemas, porque los toxicómanos y delincuentes empiezan a rondar en las calles donde se encuentran. Luego vienen las peleas, los robos, y otros incidentes que generan malestar. Por eso, desde hace dos años, el Grupo de Tráfico Medio de la Udyco (Unidad de Drogas y Crimen Organizado) mantiene una presión constante sobre estos puntos de droga. El año pasado fueron diez actuaciones y en lo que va de año, ocho.
Fuentes policiales destacan lo complicado que es actuar en uno de estos puntos. Primero, porque aunque en muchos casos son domicilios particulares, aunque en otros se trata de negocios. Y segundo, porque es muy difícil sorprender a los traficantes con suficiente cantidad de droga como para que merezcan una condena. Sin embargo, los vecinos agradecen mucho estas intervenciones, porque consideran que acaban con la impunidad con la que estos delincuentes a veces parecen actuar.
Este año, las intervenciones han estado dispersas por toda la ciudad. En varias ocasiones, los agentes han actuado en O Castrillón, ante las denuncias de vecinos de que casas abandonadas y okupadas se habían convertido en puntos de tráfico de drogas. En la calle de José María Hernansáez, por ejemplo, se intervino en abril pequeñas cantidades de cocaína, hachís y marihuana. Al mes siguiente, justo al lado, en el lugar conocido como Campo da Leira, se produjo otro arresto y se intervino algo de hachís. Aunque algunos barrios, como Monte Alto, tienen más fama como tráfico de droga, por haber sido la base de algunos clanes que trafican, por ejemplo, con heroína, suele decirse que la venta de droga está muy dispersa por toda la ciudad, sobre todo desde que desapareció el poblado de Penamoa.
A juzgar por las actuaciones de la Udyco, es cierto: en enero actuó en un after de Matogrande, interviniendo cocaína y MDMA (droga de diseño). En abril fue la avenida de Finisterre; en mayo, Novoa Santos, cerca del parque Europa; en junio le tocó el turno a un piso de Juan Sebastián Elcano, en Monte Alto; el mes pasado en Benito Blanco Rajoy, en un piso que había dado mucho de qué hablar entre los vecinos porque sus presuntos ‘clientes’ no paraban de hacer de las suyas en la recién peatonalizada calle de Alcalde Marchesi.
Finalmente, la última actuación hasta la fecha se dio en la calle de Santo Tomás, otra vez en Monte Alto. Al sujeto, que salió sonriente y esposado, se le detuvo, además de por tráfico de drogas, por tenencia ilícita de armas –tenía una carabina tipo Winchester– y por guardar objetos denunciados como robados. Entre ellos un patinete eléctrico.
No está de más señalar que, aunque desde hace años se viene alertando de un incremento en el consumo de heroína, solo en dos de estos ocho puntos en los que ha actuado la Udyco se encontró este estupefaciente. Uno de ellos en el piso de Sebastián Elcano, en Monte Alto, y otro en el del tristemente célebre piso de Benito Blanco Rajoy.
A juzgar por las aprehensiones que se han realizado, la cocaína sigue siendo la droga más popular en A Coruña. En casi todos los puntos donde actuó el Grupo de Tráfico Medio se encontró este estupefaciente, mientras que otras drogas que también son muy populares en la calle y que también se relacionan con el ocio, como el MDMA, solo se localizaron en la intervención llevada a cabo en Matogrande.