La Policía Local de A Coruña se ha hecho con la antigua cárcel provincial, donde un particular se dedicaba a organizar visitas guiadas. Al lugar también acudieron efectivos de la Policía Nacional, así como de Bomberos, para estudiar la integridad de la estructura y asegurarse de que no hay peligro. El okupa que se encontraba en el interior, y que afirma que cuida la estructura, protestó por el trato.
"Llevo más de dos meses viviendo aquí", señala Ricardo, que asegura que abrió la cárcel al público hace un mes y una semana, para que pudieran admirar el edificio y conocer su historia. "Liberé la cárcel, la liberé de toda esta gentuza, toxicómanos, que veían aquí, no lo hizo la Local ni la Nacional", denuncia. Cada día, afirma, llegan docenas de personas para recorrer su interior. "Este lugar es un búnker, solo se caen partes donde hay escayola vieja, pero ya los tengo marcados", asegura.
La antigua cárcel provincial languidece desde hace años sin que las autoridades tengan muy claro cuál será su destino. El resultado de tanto abandono es que poco a poco se ha convertido en una ruina en la que a veces pernoctan individuos en riesgo de exclusión social. La situación cambió este mes cuando unos particulares la allanaron, supuestamente para abrirla a las visitas. Al conocer este hecho, la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios y de la Seguridad del Estado (Siepse), presentó un denuncia ante la Policía Nacional.
El Siepse es una empresa pública que depende del Ministerio del Interior y, según este último, la denuncia se presentó en sede policial el día 13, es decir, hace una semana, y sigue el curso legal. Poco después hicieron acto de presencia en la prisión los agentes del 091 que identificaron a los sujetos (serían dos, según fuentes no confirmadas). Eventualmente, se celebrará un desalojo, aunque es imposible determinar cuándo.
Este sujeto abría cada la tarde la prisión a los curiosos que se acercaban tras escuchar la noticia en las redes sociales o por el boca a boca. Hay que señalar que el edificio se halla en muy mal estado, de manera que puede llegar a ser peligroso, pero no se había comunicado ningún incidente.
La fachada del edificio, de casi cien años, está ahora cubierta no solo de grafitis, sino también de carteles en los que se puede leer “Prisión, dejadez y abandono. 1995-2023” o “Con 96 años soy robusta ¡Visítame!”. Incluso han instalado una alfombra roja para animar al público a entrar en el viejo complejo penitenciario. Según fuentes indirectas, los dos hombres llevan cerca de un mes en el edificio donde antes se colaba toda clase de gente.
También hay una alusión a la alcaldesa: “¡Doña Inés ¿Me quieres? o ¿Me liberas?”. Las protestas para exigir la recuperación de la antigua cárcel no son nuevas, pero el allanamiento sí. La Policía Local también se había pasado por allí en numerosas ocasiones pero era la Nacional la que tiene que efectuar el desalojo, siempre que mediara una orden de desahucio. La oportunidad la ha convertido en innecesaria y el 092 ha precintado el acceso para prevenir nuevas intrusiones.