Continúa la investigación del incidente que acabó con la muerte de un sospechoso en el polígono de A Grela en la mañana de Navidad. Las primeras investigaciones apuntan a que el policía actuante disparó contra la víctima, un hombre de 35 años, hasta vaciar su cargador. Fueron once disparos. Sin embargo, solo una bala llegó a impactar en el cuerpo del sospechoso, que le hirió mortalmente. 

Fue a las 10.30 horas cuando tuvo lugar el incidente. Una llamada al 091 alertaba de que un hombre estaba rompiendo los cristales de los coches aparcados en la avenida de Arteixo con una barra de hierro. La persecución continuó a pie hasta Severo Ochoa y, una vez allí, el sospechoso se enfrentó a los agentes de policía.

Primero, los dos agentes intentaron emplear un táser, pero la pistola eléctrica resultó inútil porque el sospechoso vestía un abrigo muy grueso. 

Para entonces,  la distancia entre el agente y el sospechoso era de menos de un metro de distancia. Uno de los policías, el que iba un poco más retrasado en la persecución, no podía usar su arma por temor a alcanzar a su compañero. 

El otro trató de disparar a las piernas, pero erró todos los tiros. Cayó al suelo y vació el resto del cargador. Once balas en total, de las que solo una impactó. Lo hizo en un costado. atravesándole de lado a lado. 

Expertos consultados aseguran que resulta muy común en situaciones de peligro real disparar varias veces sin acertar. La tensión y la adrenalina impiden ser preciso incluso a corta distancia. De hecho, ha habido ocasiones en las que un agente ha creído que el arma se le ha encasquillado cuando, en realidad, la ha vaciado sin darse cuenta. De momento, la investigación continúa, así que al agente implicado se le ha retirado su arma, pero continúa trabajando, aunque no en la calle.