Los hoteles de A Coruña miran con optimismo hacia el verano. Las reservas ya no llegan a última hora y las previsiones hacen creer que la temporada estival superará los datos de 2023, cuando la ocupación media fue del 85% en julio y del 90% en agosto. Pero en la ciudad existe otro tipo de alojamiento que gana fuerza a pesar de que la regulación municipal sobrevuela su actividad: las viviendas vacacionales. 

En la urbe, según el último informe elaborado por la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), existen 1.300 pisos turísticos. Esta cifra es especialmente relevante si se tiene en cuenta que la misma patronal cifró en 849 los inmuebles vacacionales existentes en A Coruña en mayo del año pasado, un 53% menos. Los turistas que busquen esta opción como alojamiento entre el 15 de junio y el 15 de septiembre tendrán que desembolsar de media unos 900 euros por semana o 1.800 por quincena, según Fegein. 

Esta opción es especialmente rentable para los propietarios, según indica el presidente de la patronal, Benito Iglesias. “La rentabilidad y seguridad jurídica está en las viviendas vacacionales, sobre todo después de que la ley de vivienda haya cumplido un año y haya provocado a su vez la fuga de un 20% de media de los propietarios de viviendas en alquiler habitual hacia la vivienda vacacional, alquiler de temporada o alquiler de habitaciones en los últimos 18 meses”.

Crecimiento

En el conjunto de Galicia hay 23.300 pisos turísticos y el precio más elevado durante la temporada estival se encuentra en Sanxenxo, donde una semana cuesta de media 1.400 euros, mientras la quincena se eleva hasta los 3.000 euros. El precio de Vigo es el mismo que en A Coruña: 900 por siete días y 1.800 por dos semanas. “La costa gallega, en especial las Rías Baixas y Altas, la Mariña lucense, las áreas de Vigo y A Coruña y el área de Santiago de Compostela, aglutinan la mayor parte de las viviendas turísticas de Galicia. El comportamiento de la vivienda residencial en compraventa para su derivación al alquiler vacacional es progresivo y con un flujo constante”, señala Iglesias.

Durante los últimos meses, explica, se ha producido un incremento medio de un 12% en los precios de semanas y quincenas de los pisos turísticos en la comparativa interanual. La previsión de ocupación de los alquileres vacacionales es del 85% de cara a los meses de verano, según el informe de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias. Se trata de un dato dos puntos por encima de la media estatal, con un precio medio de 130 euros por noche. 

El número de viajeros alojados en viviendas turísticas creció en Galicia en 2023 un 18% con respecto a 2022, y las pernoctaciones un 23%, hasta las 812.977. Además, de los más de siete millones de turistas que recibió Galicia el año pasado, 4.987.990 se alojaron en hoteles; 1.226.236 en albergues; 350.745 en campings; 200.582 en alojamientos de turismo rural; y 255.616 en apartamentos turísticos. El informe inmobiliario de Fegein expone además el crecimiento de las reservas de viviendas vacacionales en la costa gallega “por encima de la media nacional y con previsiones de un verano espectacular y con una estabilidad en los precios, o un leve aumento, respecto al verano anterior”. Esto último se debe, añade, al incremento de unidades hoteleras y el crecimiento de la oferta de viviendas vacacionales en Galicia.

Regulación

El Ayuntamiento anunció en octubre de 2023 que limitará las viviendas de uso turístico a los bajos, primeras plantas y edificios enteros. Las viviendas turísticas en edificios completos solo se podrán dar en el ámbito Pepri (Ciudad Vieja y Pescadería) y así se lo transmitieron a la Xunta. El Gobierno autonómico incluía los pisos vacacionales como viviendas de uso residencial y no como uso terciario, según puntualizó el concejal de Urbanismo, Francisco Díaz Gallego.  La normativa se aplicará sobre las nuevas viviendas que se registren, pero no se ha detallado todavía cómo influirá en las que ya existen en la ciudad.

La oferta de alojamiento de tres o más estrellas en la ciudad ronda las 1.800 habitaciones. La asociación de hoteleros cree que los pisos suponen una competencia desleal y que la ciudad está saturada. Por ello, dicen, es necesario reducir la cantidad a una tercera parte. Los propietarios de viviendas vacacionales rechazan esta medida y consideran que no son un problema.