Los comerciantes no pasan por su mejor momento. Al igual que otros sectores, como la hostelería, que han visto crecer los números en sus facturas, el comercio local está estancado. Los altos costes de la energía, de las cuotas de autónomos y la inestabilidad económica de la sociedad son los culpables, y todo ello se ve reflejado en la subida de precios en los productos y una bajada de ventas que no ha remontado ni con la Semana Santa.
El presidente de la Federación Unión Comercial Coruñesa (FUCC), José Luis Boado, asegura que “los precios siguen subiendo y no se está vendiendo. Incluso en los bares, que han recibido mucho turismo la semana pasada, no se está consumiendo de la misma forma”.
De cara a los próximos meses, Boado ve urgente “estabilizar la condición económica general, porque lo que mata al comercio es la inseguridad de la economía”. Por ello, aunque la huelga de transportistas llegó a su fin hace un par de semanas, “los costes no han bajado y falta por resolver el problema de la energía. Las tasas de autónomos han subido y hay que pagar también más a la Seguridad Social”, dice. El presidente de la federación coruñesa de comercio adelanta que pronto comenzarán las nuevas actividades de promoción comercial que cada año se desarrollan en la ciudad, pero cree que lo más importante es conseguir que “la gente se tranquilice y consuma”.
Ahora mismo, explica, “los coruñeses confían mucho en el comercio local, pero no en la situación actual. Hay que hacer que el comercio se mueva”.
El Plan de Reactivación Económica y Social de A Coruña (Presco) sigue en la mente de los comerciantes, ya que una nueva edición sería bienvenida y aliviaría la problemática, pero “hay otras formas que se trabajarán en un futuro próximo, como una página informativa, un escaparate online de comercios, etc”.
En Semana Santa, si bien la hostelería registró un lleno del 90%, la facturación “no refleja el movimiento real que hay”. Eso sí, el centro de la ciudad se llenó de turistas y aumentó el consumo, pero en los barrios la tendencia fue totalmente contraria. Los viajes y las vacaciones de los coruñeses hicieron que los distritos periféricos se vaciasen, por lo que el comercio también se vio afectado en todos ellos.