Como quien corre el telón terminado el primer acto, las nubes marcaron el final del primer mes de la temporada de baño que había comenzado, como es habitual, el 15 de junio. Fuentes de los servicios de emergencias señalan que han sido cuatro semanas especialmente tranquilas. En ninguno de los arenales coruñeses (al que hay que añadir la zona de baño de O Parrote) se produjo ningún rescate, aunque si varias ayudas, confirman fuentes municipales.
Es decir, que los socorristas tuvieron que estar al quite para auxiliar a personas que, por la fuerza de la corriente o por otras circunstancias, tenían problemas para regresar a la orilla. Pero no tuvieron que llevar a cabo ningún rescate en condiciones de un bañista que se estuviera ahogando como ocurrió en Valdoviño hace poco. Por otro lado, los responsables de la seguridad en la playa denostan la actitud de algunos bañistas que se arrojan de las rocas desde playas como la de San Amaro.
Por lo demás, tampoco ha habido que lamentar ningún incidente debido a fallo cardíaco, algo bastante común, sobre todo en la playa de Riazor, donde suelen juntarse los veraneantes de más edad. Otros años, han protagonizado algún susto e incluso
episodios trágicos por este motivo.
Picaduras de escarapote, abrasiones y quemaduras completan el cuadro. Pero, en ningún caso, en cantidades llamativas.