Regreso al futuro IV podría rodarse en Oleiros

El coche con el que Marty McFly y Doc viajaron en el tiempo tiene su réplica exacta en Bastiagueiro, donde el ingeniero Germán Pimentel cumple el sueño de su juventud. La odisea para dar con el modelo exacto, traerlo desde Los Ángeles y ponerlo a punto añaden épica a un proceso de tres años de búsqueda y gestiones complicadas
Regreso al futuro IV podría rodarse en Oleiros
Germán Pimentel a bordo de su coche | Quintana

“Has cambiado mi vida, me has dado una meta. Sólo el saber que estaré aquí en 1985, ¡que voy a tener éxito y viajaré a través del tiempo!”. Una de las citas más celebres de Doc Brown en ‘Regreso al futuro’ podría servir para ilustrar un encuentro entre el Germán Pimentel de comienzos de las 90 y uno de los dos protagonistas de la trilogía. También entre el niño al que la primera entrega de la saga inspiró por aquel entonces y el ingeniero de éxito que es hoy en día, en buena medida gracias al personaje interpretado por Chris Lloyd. Puede decirse que ha alcanzado todos sus sueños, o al menos los que parecían imposibles.

 

Después de toda una vida persiguiéndolo, puede decirse que es el orgulloso propietario de un DeLorean DMC-12, el coche con el que soñó toda una generación y que sigue siendo uno de los más reconocibles de la historia del cine. “Me gustaría ser McFly, pero en realidad soy Doc, porque la película tuvo que ver con todo lo que fui después: condicionó mi vida y la condicionará para siempre”, confiesa. “Esa frase de Doc de ‘por fin he inventado algo que funciona’ la entendemos los que lo intentamos, así como la frustración y un esfuerzo que no se pagan con el trabajo que lleva encima”, añade.


Hasta la llegada triunfal del DeLorean a su casa de Bastiagueiro y la descarga en el jardín a través de una grúa existe una odisea detrás que bien podría convertirse per se en un documental. La búsqueda del modelo ideal para un coche con más de cuatro décadas de historia. “Puede decirse que todo comenzó cuando tenía 12 años, cuando vi ‘Regreso al futuro’ por primera vez y me llegó al corazón, tanto la historia como la ciencia detrás”, apunta. “Me enamoré del coche y empecé a investigar, pero hasta que fui pudiente me tuve que aguantar”, prosigue. Ese punto de inflexión y esa espera terminó hace tres años, cuando comenzó un a veces desesperante proceso de búsqueda hasta dar con el candidato ideal.

 

Estados Unidos

Germán descartó hasta diez modelos  por cuestión de conservación o de precio, dos de ellos en Europa y ocho en Estados Unidos. Sin embargo, hasta el destino le tenía reservado un emplazamiento de película. “Encontré en Beverly Hills un chasis sin corrosión y perfecto estado. Sabíamos que por dentro estaría mal, pero si sustituyes el chasis es como comprar un coche nuevo”, matiza. Como quiera el condensador de fluzo y el plutonio no se estilan de momento, al ingeniero coruñés –propietario de Gira Tutto Solar, empresa de certificaciones energéticas– le tocó montar todo un dispositivo para cubrir los 9.000 kilómetros de distancia. Hasta entonces el coche no lo había tocado ni olido, porque todas las gestiones las había hecho vía correo electrónico.

 

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El DeLorean por delante | Quintana


Entre el primer contacto con el concesionario angelino y la llegada a Oleiros hubo un año de papeleo, llamadas y contrataciones intermedias: un camión mediante subasta lo llevó a Nueva York, allí embarcó rumbo a Rotterdam y de Países Bajos a Vigo primero y a Oleiros después. Como guionizado por el mismísimo Zemeckis, no faltó el gran susto. “Me perdieron el coche en Rotterdam y estuve tres meses sin saber donde estaba. Lo di por perdido”.

 

Espectáculo

La llegada a casa de Germán tuvo toda la solemnidad que la ocasión requería: la grúa descargó en medio de la carretera general y provocó que todos los coches que circulaban se parasen a sacar fotos al DeLorean. Sabe su propietario que es lo que le espera de aquí en adelante. “Se me cayó la lagrimita, sí, y provocó una doble fila espectacular. Ahora sí me siento Doc”, confiesa. “La gente no te mira a ti, mira al coche. No es como un Ferrari, en el que te miran a ti y a la rubia con la que vas al lado. Este coche genera nostalgia, no ese odio de ‘mira este lo que tiene’”, indica.


Sin embargo, haber cumplido el sueño de toda una vida no será una realidad completa hasta que no se trate sólo de abrir las puertas con el mecanismo de un F-14 o poner un condensador de fluzo hecho a mano. La máquina hay que hacerla funcionar y relucir, y en eso lleva unos cuantos meses. “El coche es un Frankenstein y a veces he estado a punto de tirar la toalla, dice después de haber pulido toda la tapicería, arreglado un sistema eléctrico sin centralita y con cables de ida y vuelta y revisado manualmente cada detalle. “Era un coche adelantado a su tiempo, y ahora las piezas hay que pedirlas a DeLorean directamente. Cuando fui a llevar los asientos tuvimos que guardar el secreto del coche que era, de lo contrario el precio se multiplica”, finaliza este ingeniero y empresario del sector fotovoltaico que está a punto de completar la gran obra de su vida. 

Regreso al futuro IV podría rodarse en Oleiros

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