De pequeño, uno colecciona cromos o juegos. Cuando uno crece, pasa a los discos, o a los cómics. Ser el propietario de una buena colección es motivo de orgullo, y un buen tema de conversación. Una buena colección se convierte en un tesoro del que a uno le cuesta desprenderse, aunque a nadie tanto como a los coleccionistas que ayer acudieron al Hotel Attica 21, en Matogrande, donde se celebra la segunda edición de la Old Navy Tatoo. Allí, aficionados a los tatuajes buscan incluir en su piel las obras de sus artistas favoritos.

El organizador, Marko González, destacó que para muchos de los visitantes esta es una ocasión que llevaban esperando desde hacía mucho tiempo. “Desde primera hora de la mañana está tatuando todo el mundo. Este año,  hemos traído sobre todo tatuadores de fuera de España, de Latinoamérica y Europa”. González explica que los tatuadores suelen venir como invitados a ciudades como Madrid o Barcelona. “Algunos, como una chica que viene de Latinoamérica, a lo mejor no tienes otra oportunidad para tatuarte con ella. Cuando se enteraron, se dieron prisa para pedir cita”, añade González.

Por cientos 

Él estima que cuando acabe la   convención se habrán grabado más de doscientos tatuajes. “Lo que se llama un coleccionista de tatuajes va buscando a tatuadores, sobre todo en el estilo tradicional es muy habitual”. Entre los nombres suenan Gianluca Artico, de Roma; Yanina Alexandra, de Argentina; Don Geko, de Oporto; y Klem Diglio, de Milán.

Uno de esos tatuajes es el de Javier Fernández, que se estaba tatuando la mano de Sauron, de El Señor de los Anillos, con el Anillo Único, que se encontraba en manos de Casta. “He tardado en poder quedar con él como un año, porque él es de Barcelona. Por causalidad me dijo que iba a venir y pedí cita”, aclaró. Empezó en 2016 y su meta es tatuarse todo el cuerpo. Ya tiene en su piel la obra de más de veinte artistas. Y está muy apegado a ellas.