Reportaje | El deterioro de la expresión escrita en el lenguaje de los centros coruñeses

Reportaje | El deterioro de la expresión escrita en el lenguaje de los centros coruñeses
Estudiantes de Bachillerato encaran dificultades ante los textos largos | Quintana

Las faltas de ortografía son un tema de preocupación en el ámbito educativo. Los errores entre los alumnos de los cursos de secundaria (ESO y Bachillerato) han pasado a ser un mal hábito que obligó al Ministerio de Educación a tenerlos seriamente en cuenta. La decisión de que este aspecto de la escritura suponga un 10% de la nota de la EBAU provocó algunas quejas entre los estudiantes, pero muchos educadores parecen estar de acuerdo con una medida que algunos aplican de una forma u otra. Miembros de departamentos de Lengua de centros como el IES Eusebio da Guarda, el Agra do Orzán y el Liceo remarcan que las faltas ortográficas también evidencian una dificultad cuando los jóvenes deben afrontar el planteamiento de sus redacciones para clase.


Alba, profesora de Literatura en el Agra do Orzán desde hace cuatro años, asegura que las tildes suponen uno de los principales problemas, aunque destaca su expresividad como otro punto de preocupación: “Yo veo una falta de madurez. Escriben muy telegráficamente. No desarrollan ni fluyen a la hora de escribir”. Además, apunta que, en varios casos, la caligrafía que utilizan es “disparatada e infantil”. “Algunas veces te cuesta entender lo que alumnos de cuarto de la ESO quieren decir”.


Mónica Lage, coordinadora del departamento de Lengua y Literatura del Liceo, no critica el estilo de las letras de sus estudiantes, pero coincide en el deterioro de su expresividad: “Son incapaces de hacer un texto bien y elaborado con los conectores adecuados”. 


“Es todo mucho más rápido en su manera de comunicarse”, afirma Lage y sugiere que una de las causas podrían ser las redes sociales. Su lenguaje corto y directo sería la razón por la que esta generación de jóvenes se encuentran ante un obstáculo cuando desarrolla ideas más largas que un tweet, como se comprueba en los comentarios críticos de Bachillerato. “Saben lo que quieren decir, pero les cuesta encontrar la forma de contarlo”, comenta la profesora.

 

Preferencia por la pantalla

La atracción por lo visual parece otro aspecto destacado. José Luis Gundín, del departamento de Lengua del Eusebio da Guarda, sentencia que el “alumno aprende en pantallas y no en el libro tradicional, así el tiempo que emplea es menor, pero muchas veces elige mal sus fuentes”. También recalca que las presentaciones de Power Point son una práctica habitual que simplifica en exceso los contenidos propuestos por los jóvenes.


El tutor detalla que la admiración por los youtubers hace que un gran número de jóvenes imiten su lenguaje, que no siempre es correcto: “Construcciones sudamericanas que aquí no se entienden, supresión de los pronombres en verbos que los necesitan (colapsarse, socializarse), malos usos de las preposiciones y malas traducciones del inglés”.


Gundín, al igual que otros muchos educadores, resalta la importancia de la influencia de la tecnología y la necesidad de aprender a utilizarla correctamente para que favorezca el lenguaje en lugar de torpedearlo: “Muchas veces es más un obstáculo que una ayuda para ellos y para nosotros”.  

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