La versión veraniega del ‘sillón ball’ ya está aquí. Lo que podría denominarse ‘hamaca o tumbona ball’ tiene que ver con la conciliación de los amantes del deporte entre los arenales, la piscina y dos de los eventos más masivos del mundo a través de la pequeña (cada vez lo es menos) pantalla: la Eurocopa y los Juegos Olímpicos. El primero de ellos dará comienzo a las 21.00 horas de hoy con el encuentro entre Alemania y Escocia, y a partir de entonces el goteo de citas será constante a lo largo de un mes: a las 15.00, a las 18.00 y a las 21.00 horas cada día. La hostelería se frota las manos, aún con ciertos condicionantes como la competencia del buen tiempo o el hecho de que la emisión sea íntegramente en abierto.
Y es que si llevamos grabado en nuestro ADN que somos una ciudad de bares dentro de un país de bares, no menos cierto es que el fútbol es también una liturgia social que es difícil de concebir sin una barra y un buen puñado de amigos por el medio. Al menos esa es la esperanza que manejan algunos de los recintos que se han aprovisionado especialmente para la ocasión: pantallas a pleno rendimiento durante toda la tarde y la noche, refuerzo en el pedido y, en algunos casos, en el personal.
The Breen´s Tavern, en María Pita, es tradicionalmente una especie de ‘melting pot’ en la que es habitual, durante un Mundial o una Eurocopa, ver las camisetas de los dos equipos en juego. “Nuestro horario nos va a permitir televisar todos los partidos y la expectativa es de mucha afluencia, porque es más entretenido ver un partido con un grupo grande de amigos y tomando unas cañas que hacerlo en su propia casa”, explica Pablo Breen, también responsable de Shamrock en Santa Catalina. “Los clientes de toda la vida entienden que los partidos se viven mucho más en los bares, y así nos lo dice la facturación. Se acercan grupos de aficionados de otros países para ver todos juntos a su equipo”, prosigue.
Otro templo deportivo-cervecero es Creedence Rock Bar, en Riazor. Así quedó demostrado durante las dos últimas celebraciones del Depor, y así será en la distancia para la Euro de Alemania. “Todo lo que sea fútbol siempre funciona”, reconoce. “La gente prefiere salir y verlo en el bar, aunque sea gratis”, agrega.
Habitual refugio para los más puristas, incluso de deportes menos masivos como las motos, los apenas 50 metros cuadrados de El Tío Juan, en Elviña, siempre emiten competiciones de todo tipo. Dos televisiones, dos descodificadores e incluso predicciones oficiales a modo de porra. No las tiene todas consigo Patricia Gómez, su responsable, especialmente en lo que respecta a la primera fase. “Si el primer partido fuese en emisión de pago tendríamos más gente, pero al ser en abierto cruzo los dedos”, dice. “Los partidos de España o los potentes de selecciones importantes está claro que la gente elige verlos en bar”, pronostica.
Por su parte, Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña, también confía en el éxito del fútbol entre amigos. “Es el rey absoluto y el fútbol no es lo mismo si no se queda con los amigos. Es cierto que en plataforma de pago generaría más negocio, pero a todos nos gusta quedar para ver un partido y así será”, finaliza el máximo representante de la hostelería.