Reportaje | Una gran marea morada en A Coruña une siglas bajo el paraguas de la igualdad de género

Reportaje | Una gran marea morada en A Coruña une siglas bajo el paraguas de la igualdad de género
La avenida de Linares Rivas sirvió para el tránsito entre el Obelisco y la plaza de las Cigarreras de la gran marea morada | JAVIER ALBORËS

Más de ochenta años después de que Rosie The Riveter recordase a todo un país “we can do it”, o podemos hacerlo, la marcha para reivindicar en A Coruña los derechos, la igualdad y el papel de la mujer como protagonista en la sociedad volvió a resultar una exhibición de músculo: más de 11.000 personas, según fuentes municipales, en un peregrinar que por momentos pareció no tener fin. Sin embargo, sería injusto hablar únicamente de la concentración entre el Obelisco y la plaza de las Cigarreras y mucho más ajustado a la realidad hacerlo de una jornada de concienciación.


La inmensa mayoría de asociaciones, centros educativos, instituciones y en general actores de la sociedad civil celebraron de alguna manera y adaptado a su ámbito de actuación un 8-M en femenino y con el femenismo, descrito académicamente como igualdad entre hombres y mujeres, como meta final a alcanzar. A primera hora, hubo convocatoria sindical por parte de la CIG y también dos actos estudiantiles: el de los benjamines junto con la alcaldesa y el de los mayores en el Obelisco.

 

 

 

Serpiente multicolor


No fueron los 90 minutos que transcurrieron entre el inicio del acto principal en el Obelisco y el fin del mismo en la zona de A Palloza el paralelismo con un partido de fútbol que arrojaron las calles de A Coruña. El ambiente en los minutos previos era el de tantas noches de gloria vividas por la ciudad: gente de todas las edades con camisetas y pancartas, convencidos de que ser protagonistas de un gran día.


La camaradería y la complicidad tuvieron mucho que ver con los grandes eventos deportivos o los macrofestivales, hasta el punto de unir bajo una misma lucha siglas de difícil matrimonio el resto del año: desde representantes de la Xunta y el PP local al Gobierno municipal y agrupaciones de todo el arco ideológico. O casi todo. 

 

 

Antes de iniciar la marcha, y mientras se unen los rezagados, una mujer que se identifica como maestra espera junto a dos jóvenes que parecen en edad de ser sus alumnas. “A mestra, loitando, tamén está ensinando”, reza la pancarta de la mayor. La joven, en la suya, pide que “se algún día non volvo a casa non poñades candeas, prendede barricadas”. A su lado, pandereteiras y cantareiras bajo el logotipo de Xirxilar le ponen música al “non é non”, uno de los recordatorios más recurrentes de la tarde.


Una de las creaciones más instagrameadas y fotografiadas tiene doble lectura: por delante reivindica “máis feminismo e menos franquismo”. En el reverso propone un callejero alternativo a las calles que se han escapado por los recovecos de la memoria histórica, a la que proponen una alternativa femenina. Pasados unos minutos de las 20.00 horas, la gran marea morada comienza a inundar los Cantones primero y Linares Rivas después. Se mueve a paso ágil, pero no impide que entre la cabeza y la cola de esa serpiente morada transcurra casi un cuarto de hora. Los gritos son tan eclécticos como la procedencia de las mismas. “Alianza criminal, patriarcado y capital” o “aquí está, aquí se ve, o feminismo galego en pé” se oyen entre las pancartas de las asociaciones convocantes Plataforma Feminista Galega y Marcha Mundial das Mulleres. Entre medias, y entre políticos sin siglas, se escucha “imos queimar a Conferencia Episcopal, por machista e patriarcal”. Pero resultaría muy poco propia una reivindicación sin retranca, y sin duda entre lo más socarrón del popurrí de cánticos estuvieron el “Manolo, Manolito hazte la cena tú solito” o “non quero ser princesa, quero ser alcaldesa”, a la altura de la parte en la que transitaba Inés Rey. La parte más dura y que retumbó con más fuerza fue la que recordó a las que no se pudieron manifestar, víctimas de la violencia de género.


En la plaza de las Cigarreras el manifiesto pasó por la lucha contra la desigualdad, la reivindicación de la salud y educación pública, y feminista en el caso de ésta, y el cambio en las políticas migratorias. Noventa minutos después de la partida acabó un partido al que, no obstante, le queda mucho por jugar.

 

 

 

Comarca


El Día de la Mujer no pasó tampoco desapercibido en los municipios de la comarca. Betanzos, Arteixo, Abegondo o Bergondo, entre otros se sumaron a esta celebración.  Así, en Carral el establecimiento hostelero Casa Avelina fue el ganador de la tercera edición del premio ‘Oito de marzo’. Fue puesta en marcha por el Ayuntamiento para dar visibilidad a las mujeres del municipio.


En Culleredo se centró en la inauguración de la exposición ‘Nós somos elas’, la Diputación y la asociación Alexandre Bóveda, como homenaje a la mujer gallega y para reflexionar y poner en valor de manera gráfica, la importancia del papel que la mujer ocupó a lo largo de la historia. E una colección de 24 retratos seleccionados por el archivo de José María Vidal. 

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