A Coruña es una ciudad de debates en lo que a sus tradiciones más añejas se refiere. Existen ‘equipos’ irreconciliables que profesan su amor por los mejores churros, la mejor tapa de tortilla y también el helado más irresistible. Y eso a pesar del cierre de la icónica heladería La Italiana, en plena avenida de Montoto y La Marina, donde se reparten los fans de establecimientos clásicos. Sin embargo, a pesar de llamar a puertas diferentes, las exigencias de los paladares son tan similares como cambiantes con los años.

Si bien el chocolate, la fresa o la vainilla son irrenunciables en cualquier establecimiento, lo cierto es que si un maestro heladero viajase en el tiempo y ofreciese las tendencias de hoy a un coruñés de hace veinte años la cara de éste habría sido un poema. Es el caso del pistacho, uno de los reyes de la carta, a quien no le hace un favor ni su propio color ni la fama que le precedía. “En los últimos años, la guayaba o el pistacho son una locura, sobre todo el pistacho. Tenía mala fama, porque es un fruto seco muy caro y algunos lo fabricaban en base a una fruta verde que ni pistacho llevaba. Alguna gente no quería ni probarlo”, explica Daniel Reboredo, de la heladería Colón. 

Esa misma sensación de producto exclusiva la tienen Gonzalo y Silvia Gallego, también hijos de una larga dinastía del sector, y que hablan así del fruto seco convertido en manjar veraniego. “Es el producto más caro de elaborar, pero si tienes un buen pistacho te marca mucho la diferencia, hay días que la demanda te sorprende”, subrayan.

Leche y fruta 

Que Galicia es un referente en el mercado lácteo tiene una influencia directa en la calidad del helado que ofrece, pero también se deja notar en las otras preferencias de los coruñeses. Superada la moda del yogur helado, que llegó a copar varios bajos en la zona centro, la elección sí se mantiene en un abanico semejante. Desde la heladería Colón apuntan al yogur con fresas y el maracuyá como tendencia. Mientras que desde La Ibi generalizan reconociendo que “a los gallegos nos gusta el lácteo, el yogur y los sabores que llevan queso”. 

Por otra parte, el consumo de helado se ha demostrado desestacionalizado, con las heladerías por bandera. Su horario no solamente ha abandonado el verano como momento único, sino que las aperturas se equiparan a la de cualquier local hostelero.