La zona administrativamente conocida como Sector 7 Recinto Ferial ha logrado en las redes sociales una repercusión y viralización inversamente proporcional a la importancia que sus residentes perciben por parte de las instituciones. Por obra y gracia de las cuentas de Twitter e Instagram, así como de la retranca de la que impregnan a sus comentarios Lucía Fernández (A Coruña, 1984) y Vanessa Rey (A Coruña, 1994), han conseguido pequeños grandes triunfos como un barrendero o tres papeleras. Ahora, convertidas en Asociación Sector 7 Recinto Ferial, entran en el juego de la oficialidad y la normalización. 

Incluso el origen del movimiento parece compuesto por un humorista para el comienzo de un monólogo satírico: un encuentro entre desconocidas en el parque del barrio y una broma que creció hasta sacudir conciencias. “Paseando por la plaza del centro comercial, en agosto del año pasado, vimos unas berzas de un metro de altura en plena zona urbana”, recuerda Lucía. “Nos dijimos que solamente faltaba una cabra pastando y subimos la foto para decir que hasta aquí habíamos llegado”, añade sobre el que fue primer tuit de lo que acabaría por convertirse en asociación vecinal. “Hicimos una cuenta con lo de Sector 7 Recinto Ferial, con el nombre institucional, para que fuera más fácil identificarnos”, matiza su compañera. 

Hartazgo 

Reconocen que la ironía las une, pero que ésta también alivia un punto de hartazgo por la situación de un barrio que carece de muchos servicios básicos: “Entre las dos nos sale este tipo de chascarrillos y es lo que hace que llegue a la gente, pero también te hartas hasta decir: ‘Vamos a tomárnoslo con humor, a ver si hace mella y se viraliza’”.

Y es que los inicios resultaron duros, incluso para darse a conocer entre el resto de barrios, cuyas asociaciones fueron las primeras asesoras. “Siempre decimos que somos lo que rodea a Espacio Coruña y nos preguntan: “¿Pero eso sigue existiendo?”; tenemos comunicación constante con Novo Mesoiro, Monte Martelo o Matogrande y desde el principio agradecimos la ayuda de otras asociaciones, que nos indicaron cómo eran los primeros pasos”, dice Lucía.

Del tuit gracioso rápido pasaron a la vía burocrática. A la hora de contar asociados distinguen entre la junta directiva en lo formal y la colaboración vecinal en la práctica, com o demuestra su procedimiento de denuncia. “Hacemos lotes de diez peticiones, como papeleras o el arreglo de la fuente del parque; haces diez y las mandas a los vecinos cubiertas para que las presenten, porque generan más presión 50 o 60 reclamaciones juntas”, subrayan.

Mismo rumbo 

Dicen que la oficialidad no les va a cambiar y que se trata de una forma de protegerse y de crecer jurídicamente. “Realmente, el tema lo estamos llevando igual, las seis torres están muy implicadas y es por darle un carácter más jurídico”, asegura Lucía. “Con organismos más jurídicos haces más presión así, pero por el resto el movimiento es el mismo, todos los estamentos nos han atendido antes de ser asociación”, agrega su compañera.

En el horizonte está una creciente actividad, pero todavía lejos del ritmo de otros barrios. Se trata de pequeñas conquistas progresivas. “Nuestra idea es seguir reclamando esas pequeñas carencias, no estamos para pedir fiestas patronales, porque aún no tenemos limpieza viaria”, finalizan las últimas directivas vecinales en llegar al mapa de la ciudad.