Acostumbrados a sentirse barrio con ‘peros’, los vecinos del Recinto Ferial han llegado al punto de considerar la manzana que rodea la calle de Aurelio Aguirre Galarraga, la más próxima al campus universitario, un caso especialmente flagrante incluso para ellos: calles con ‘trampas’ para los viandantes, falta de iluminación y una señalización vial que no es acorde con el uso real. 
Ha despertado la indignación de los residentes el reciente caso de una vecina que, en su paseo diario, tropezó con una de las baldosas en mal estado y cubiertas por la creciente vegetación. Es lo que consideran una consecuencia directa del abandono y el silencio administrativo. “En breve van a empezar a venir vecinos nuevos a la llamada Torre Amura y nos preocupa el estado de las aceras, las farolas, las silvas enfrente de las torres que están habitadas... la limpieza no existe en nuestro barrio”, afirma la presidenta vecinal del Recinto Ferial, Lucía Fernández.

Seguridad vial

Pero si la seguridad de los peatones ya tuvo un ejemplo revelador con la caída de la vecina tampoco se queda atrás la de los conductores. Y es que en varias ocasiones la asociación vecinal ha solicitado el pintado de la calzada, debido a que son muchos los coches que, despistados y por desconocimiento, hacen una utilización en doble sentido de un vial de sentido único. 

Finalmente, el caso de la farola desaparecida es también paradigmático: fue retirada el pasado mes de febrero por constituir una amenaza para los viandantes, pero todavía no ha sido repuesta, a pesar de la insistencia de una de las asociaciones vecinales nacidas a lo largo de 2023 de manera oficial.