Lo que puede considerarse el primer San Patricio institucionalizado de la historia de la ciudad resultó un completo éxito para los dos protagonistas para los que se concibió: las cervecerías tradicionales de inspiración pub y los clientes, que hasta la presente edición acostumbraban a peregrinar en búsqueda del local donde encontrar una buena pinta negra y un gorro conmemorativo. Convertido en una tendencia global y una celebración que ha traspasado todo tipo de fronteras, el día más grande de Irlanda reverdeció, en el sentido estricto de la palabra, la milenaria conexión entre A Coruña y la isla en forma de esmeralda.
La noche más importante del año para establecimientos como Penique o Rochester pasó a ser en una jornada completa de celebración, en algunos casos desde primera hora de la mañana. Es el caso del establecimiento de la cuesta de la Unión, el gran promotor de la iniciativa junto a Estrella Galicia. Su propietario, Charly Estévez, abrió al mediodía para dar inicio a la versión adaptada de la sesión vermú: un irish stew o estofado irlandés con el que consiguió que alguno no soltase el grifo ya para el resto del día.
Con lo que no contaban los que se habían traído su gorro de otros años es con encontrarse una versión del Garrison, el famoso establecimiento regentado por los Peaky Blinders: el tradicional gorro verde se convirtió en la icónica gorra con la leyenda ‘Peni Blinders’.
Con las campanas que a las 20.00 horas marcaban el final de la happy hour llegó el momento más esperado del día: una conexión vía streaming proyectó en la pantalla principal la cara de Seamus O’Hara.
Su “sláinte”, salud en irlandés, fue acompañado por un brindis masivo, de unas 250 personas, desde A Coruña.