Aunque no somos del todo conscientes, la Inteligencia Artificial (IA) va ganando poco a poco presencia en nuestras vidas. Y según los expertos, esto es solo el principio. Entre estos especialistas en la materia se encuentra Carlos Gómez, profesor de la UDC, que hoy recibe en Alicante el Premio Nacional de Investigación para Jóvenes en el área TIC del Ministerio de Ciencia e Innovación. “Los avances en este campo pueden ser exponenciales. Es difícl imaginar como será el mundo dentro de cinco años, pero es posible que la IA tenga una gran importancia y cambie muchas cosas de nuestro día a día”, señala el galardonado.
Carlos Gómez es doctorado en Computación y especialista en el campo del Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN), un área cuyo desarrollo se antoja cada vez más decisiva y en la que el investigador centra sus próximos proyectos. “El objetivo es que los ordenadores sean capaces de trabajar con lenguaje humano. Que entiendan lo que escribimos y decimos y que también sepan respondernos. Mi investigación se centra en el análisis sintáctico. Es decir, que puedan determinar las partes de la estructura de una oración: cuál es el sujeto y cuál el predicado”, señala. “Puede parecer algo muy teórico, pero es un paso fundamental para que los ordenadores entiendan el significado de las oraciones”, añade.
El experto señala que esto tiene muchas aplicaciones prácticas, como traducción automática o detección de eventos en las oraciones. Y también es decisivo para el proyecto en el que trabaja actualmente Gómez. Se trata de desarrollar una aplicación que permita que una empresa o institución conozca, en tiempo real, la opinión que sus clientes escriben en internet, ya sea en redes sociales o en otros foros. “El objetivo es monotorizar las redes sociales y buscar las opiniones que deja la gente sobre el producto o empresa que nos interesa”, asegura.
En todo caso, Gómez confirma que la Inteligencia Artificial tiene un potencial inimaginable. “La IA siempre ha buscado que los ordenadores puedan hacer cosas que parecían exclusivas de los seres humanos. Por ejemplo, hace cincuenta años parecía impensable que un ordenador le pudiera ganar a una persona una partida al ajedrez. Y ahora, es algo tan rutinario que ni siquiera nos llama la atención”, explica.
Cabe mencionar que, en los últimos tiempos, se habla mucho de la aplicación ‘Chat GPT’, cuyo potencial impresiona. “Es un sistema que consigue ser capaz de responder preguntas y generar textos muy coherentes, que parecen humanos. Pero aún tiene fallos que se están puliendo. Por ejemplo, la ironía es un elemento muy difícil de detectar. Tanto, que a veces, ni los humanos la distinguimos”, asegura.
“De todas formas, aunque nos parezca que ‘Chat GPT’ entiende lo que le decimos y nos responde, eso no es cierto. No lo entiende. Simplemente, está entrenado para eso. Ha trabajado con tantos textos humanos que calcula la palabra más probable. Los ordenadores tienen más memoria que nosotros y, como son máquinas, no se cansan; pero la base de la IA siempre es humana”, concluye.