A Coruña y su área estiraron al máximo las celebraciones de carnaval, que ayer llegaron a su punto álgido en lugares como Cambre, Samede (Paderne) o Bergondo, donde se combinaron ritos ancestrales con carrozas artesanales, música y buen humor. En el caso de Samede, el único entroido tradicional que se conserva en la Reserva de Biosfera Mariñas Coruñesas, personajes como los ‘vixigueiros’, ‘carolos’ y ‘bonitos’ recorrieron la localidad, donde también se bailó la ‘Muiñeira cruzada’ como antiguamente.

La fiesta, ‘perdida’ en 1961 por la despoblación y la amenaza de excomunión de un párroco obsesionado con los excesos del carnaval, se recuperó en 2017, cuando “novos e vellos” consiguieron representar el baile típico del Luns de Entroido y continuaron indagando sobre esta peculiar cita, que suele celebrarse el Domingo de Piñata pero este año se adelantó al día de ayer.

Cambre se llenó hasta los topes para su Entroido Pequeno Máis Grande do Mundo, que congregó a cientos de personas en su centro urbano. Outfits ochenteros, vespas, gallinas, catrinas mexicanas, chuletones y otros disfraces pudieron verse en el desfile, una explosión de color que culminaron las actuaciones de Juan Salazar ‘El Chunguito’, Aixa Romay y la orquesta Miramar. Por su parte, Bergondo vivió la XXVIII edición de la Festa da Orella y actuó la orquesta Finisterre.

El centro de A Coruña y el barrio de Los Rosales cerraron el carnaval con un pase de comparsas hasta la plaza de Azcárraga y el Entroido Pequeño en la plaza Elíptica. 

Por la tarde fue el turno de la ruta París Dakar por los locales de hostelería de la zona.