Si es verdad que noviembre está siendo inusualmente cálido, también lo es que la temperatura en sí es tan agradable como insólita. El cambio climático afecta a todo el mundo pero el tiempo en A Coruña siempre ha sido suave, y los meteorólogos apuntan a que lo seguirá siendo, por lo menos a corto plazo. Ni olas de calor ni fenómenos climáticos extremos. No es el típico reclamo de una campaña de turismo, pero Inés Rey asegura que ese es uno de los motivos por los que A Coruña recibirá cada vez más visitantes, que tendrá que prepararse para gestionar.
Rey hizo estas declaraciones no en su calidad de alcaldesa, sino como presidenta de la red de 17 ciudades atlánticas Atlantic Cities. La regidora recibió el traspaso de la mano del alcalde de San Sebastián, Eneko Goia. Según ella, todas las ciudades de esta red son refugios climáticos y el objetivo es ir ampliándolo a más ciudades y territorios, más allá del arco atlántico, “con la perspectiva de que nos hemos convertido en un refugio climático para el turismo con un aumento de visitantes elevado en los últimos años en el cambio de paradigma de hacer turismo”.
El turismo ya no se extiende solo a la temporada alta, sino que prácticamente va de mayo a octubre. Como prueba de ello, en Faro, ciudad portuguesa que también forma parte de la red, han constatado que en siete años, el número de visitantes ha rebasado el millón. “Esto da cuenta de este cambio de paradigma que estamos viviendo”, señaló.
Es decir, que lo que ya no está de moda es viajar al sur en busca de calor cuando se está de vacaciones, sino al norte para buscar un tiempo un poco más fresco. El alcalde de San Sebastián coincidió con su colega: “Se está produciendo una especie de traslado a consecuencia del cambio climático hacia el Arco Atlántico y eso representa un reto para las ciudades”. Goia reconoció que es una oportunidad, dado que el turismo es una actividad económica importante, pero puso el acento en los inconvenientes que se deben gestionar de la forma más “inteligente posible”. Se trata del proyecto POST, de turismo sostenible y policéntrico.
El portavoz de Agencia Española de Meteorología (Aemet), Francisco Infante, matizó que ‘refugio climático’ no es un término científico y que, en todo caso, es circunstancial. “Si te viene una ola de frío, el refugio climático es el sur”, objetó. Sin embargo, reconoce que, en un clima cada vez más cálido, es normal huir a lugares más templados. “Aquí la temperatura es muy buena y, de momento, seguirá siéndolo”, prometió.
Aunque los meteorólogos son muy reacios a hacer predicciones a largo plazo, la enorme masa de agua fría que supone el Atlántico supone una garantía, puesto que modera mucho las temperaturas. “Quizá la cosa cambie de aquí a 30 años, pero ahora no”, opina. En el Atlántico norte, claro, porque en el sur la temperatura es mucho más alta, por los niveles de insolación. Y lo que es más, el océano aquí es aún más frío.
Desde Estaca de Bares hasta las Rías Baixas, el viento del noroeste deja sentir su influencia, arrastrando el agua superficial, que es la más caldeada, y provocando que aflore el frío de las profundidades. De ahí esos escalofríos que asaltan a todos los extranjeros que se meten en el agua en el verano, confiados en que será tan tibia como en otras latitudes.
Existen, por supuesto, otros refugios climáticos y aun más turísticos. Hawai es un ejemplo de ello, con una temperatura constante, cálida, y sin olas de calor. De ahí que sea del destino preferido por muchos multimillonarios, que compran allí sus mansiones. Es poco probable que llegue ocurrir lo mismo en A Coruña, aunque algunas grandes fortunas son vecinos de la zona. También Canarias se puede considerar un refugio climático, aunque de vez en cuando recibe la influencia del aire cálido africano, las poblaciones costeras la soportan bien.
Con una temperatura media más alta de 21,5 grados (que se registró en agosto del año pasado), A Coruña pude presumir de temperaturas razonables. También en lo que respecta al frío, porque la mínima absoluta se registró en febrero de 1948, con tres grados bajo cero. El mes con la temperatura media más baja fue febrero de 1956, con 5,8 grados, lo que prueba que los récords de mínimos quedan atrás, mientras que los máximos se han batido en época reciente.
De hecho, según los datos extraídos de la propia Aemet, la mitad de los récords de temperatura en A Coruña pertenecen a este siglo. El último se batió el jueves de la semana pasada, cuando el termómetro marcó los 25,3 grados centígrados. Se batía así, por tres centésimas, la anterior marca de este mes, que tenía el año 2003. Los científicos son muy cuidadosos a la hora de achacar estos datos al cambio climático. Para ellos, se trata de un “valor puntual”, pero sí que existe cierta tendencia: septiembre de 2020, enero de 2022...
Los coruñeses no tienen esos remilgos y achacan directamente al calentamiento global que tengan que sudar la camiseta en noviembre y que hayan tenido que esperar hasta esta misma semana para sacar los abrigos del armario. No es normal, aseguran. ¿Entonces, A Coruña es un refugio climático o no? Infante señala que en ningún sitio está definido este término, y por ninguna autoridad. “Pero más o menos todos sabemos en qué consiste, que sean unas temperaturas suaves”, concluye.