Los Reyes alejan el agua y el viento con su magia y se exhiben ante más de 100.000 coruñeses

Trece carrozas llegaron a María Pita para culminar un gran desfile en el que a los niños solo les llovieron caramelos
Los Reyes alejan el agua y el viento con su magia y se exhiben ante más de 100.000 coruñeses
Cabalgata de Reyes en A Coruña / Carlota Blanco

Dani Sánchez / Guillermo Parga

 

El barrio de Monelos marcó el camino y la plaza de María Pita, como siempre, fue la meta y el centro neurálgico que más gente congregó para la llegada de los Reyes Magos a la ciudad. Melchor, Gaspar y Baltasar vencieron al viento y a la lluvia, tan temidos esta vez, y se exhibieron ante más de 100.000 coruñeses.


Un total de trece fueron las carrozas que compusieron este gran desfile por las calles, en las que finalmente llovieron caramelos, no agua. Aunque cada uno de los tres Reyes, juntos a sus pajes, son muy queridos en la ciudad, el gran protagonista fue sobre todo Melchor, por su enorme parecido con cierto delantero del Deportivo, precisamente de Monelos, desde donde empezó la cabalgata. Aunque los caramelos los reparte el día 5, y los regalos el 6, fuentes reales cuentan que su número favorito es el 7.

 

Ambiente

Cuestiones de edad aparte, la cabalgata tiene un punto reconfortante si se analiza en clave alternativa, más allá de ropajes, espectáculo y danzas. Y es que pasear entre centenares y centenares de niños y observar algunas de las reacciones al paso de Sus Majestades reconcilia con la condición humana al más receloso de los mortales. Son expresiones de esperanza, de pasión y de adoración, más o menos los mismos sentimientos que acompañaron a Melchor, Gaspar y Baltasar camino de Belén, según rezan las Escrituras.


No se trata simplemente del “que me traigan”. Detrás hay un componente mágico difícil de expresar. Es ese el gran patrimonio de una tradición que se agarra con uñas y dientes a la globalización encabezada por San Nicolás. Incluso, aunque no se den cuenta, a algunos papás se les cae igualmente la baba en ese microsegundo en el que retroceden unos cuantos años atrás. Otros, con unas cuantas cabalgatas a sus espaldas, presumen de carrozas, y no precisamente la de los pajes. Es el caso de Lina, una casi nonagenaria que acompañó a su marido, con movilidad reducida, a la altura de la plaza de Ourense. “Nos encanta a los dos”, confiesa. Mientras, algunos toman a sus padres como auténticos pajes reales y repasan por última vez la lista de peticiones. Menos mal que los sacos llevan días preparados. Casi tan tradicional como los propios Reyes es ‘la batalla de los caramelos’, que cada vez se parece más a una prueba del ‘Grand Prix’ o de ‘Humor amarillo’. La cantidad de dulces fue abundante y la lluvia de los mismos, constante. Más de uno se llevó un buen susto mientras miraba el móvil y le golpeaba uno de esos misiles de azúcar.


En la toma de posiciones y en sacar los codos como el mismísimo Gattuso se notan los años y la experiencia. Eso sí, siempre en pos del sobrino, hijo o nieto de turno. O al menos esa es la excusa que ponen. Por fortuna, los paraguas que la mayoría de los asistentes portaban sólo se usaron a modo de ‘trueiro’ para caramelos. A la hora de agacharse a por aquellos que caían al suelo alguno se olvidó de los achaques de todo el año. Otra cosa era levantarse. “Papá, con coidado”, le espetó un niño a su padre. Solamente unos metros más adelante, en la Marina, una niña en silla de ruedas pedía caramelos desde un balcón con una ingeniosa pancarta. “Se agradecen caramelos”, con letras bien grandes. Los más solidarios, se los hacían llegar desde abajo.

 

Área metropolitana

Los Reyes Magos se conocen al dedillo el área metropolitana y su ruta fue amplia. De Arteixo a Sada pasando por Culleredo, Carral, Cambre, Bergondo, Abegondo, Miño, Paderne, Oleiros o Sada. En Arteixo había variado el plan miedo a una lluvia que finalmente no hizo acto de presencia. El Campo da Festa concentró los actos y finalmente Sus Majestades tuvieron recepción oficial y fiesta en el Pazo dos Deportes.


El resto de alcaldes del área también quisieron tener un acto solemne con los Reyes e intercambiar pareceres. Fue común la satisfacción de los organizadores, que en todos los casos hablaron de cifras de seguimiento por encima de lo esperado, aunque sin mojarse.

Los Reyes alejan el agua y el viento con su magia y se exhiben ante más de 100.000 coruñeses

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