Si se compara A Coruña con un cuerpo humano, sin duda los parques como Santa Margarita o Méndez Núñez serían los pulmones, María Pita sería el cerebro (supuestamente) y la ronda de Outeiro constituiría la columna vertebral. Así se refleja en la Agenda Urbana 2030, cuyo texto revisado presentó en comisión informativa esta misma semana. En ella se refleja que esta vía, una de las más largas de la ciudad con 4,6 kilómetros, se considera clave para combatir la “desigualdad urbana”.
El documento suma 111 páginas en las que se enumeran las iniciativas más importantes de la ciudad en lo que queda de década en diversos aspectos, y uno de ellos es la cohesión social. En este contexto, señala el documento, la ronda de Outeiro adquiere un “papel fundamental” porque atraviesa seis de los diez distritos censales de la ciudad y hasta catorce barrios, sin contar con que se cruza con los principales ejes de acceso a la urbe. “Su trazado marca la transición entre la ciudad de los ensanches, con un tejido urbano denso, continuo y con una importante integración entre sus diferentes barrios, y la ciudad de los polígonos residenciales que surgieron a partir de los años 60, caracterizados por piezas urbanas mucho más desconectadas”, explica.
Algunos de estos barrios son importantes por su densidad de población, como Agra do Orzán, la Sagrada Familia u Os Mallos. Estos barrios carecen de zonas verdes y de grandes infraestructuras, y contrastan con otros barrios que vinieron mucho después, como Vioño, surgido a principios de siglo, con viviendas mucho más modernas y de mejor calidad y con una gran zona verde central para el ocio. Nada que ver con lo que se encuentra al otro lado de la ronda, en la Sagrada. Pero lo mismo puede decirse de Labañou y Los Rosales y, muy pronto, de San Pedro de Visma, barrio que ahora se está empezando a construir, con Peruleiro, otra zona de carácter popular.
A sus orillas se encuentran núcleos emblemáticos de viviendas sociales, como las Casas de Franco, el Grupo de viviendas de María Pita, de Nuestra señora del Carmen o la de Os Mariñeiros. En los últimos años, el Gobierno de Inés Rey ya ha llevado a cabo actuaciones urbanístcas para mejorar la calidad de esos entornos.
Señaladamente, el de las viviendas de María Pita, donde el año pasado se reformó la ronda de Outeiro que discurre entre la avenida de Labañou y Tomás Fábregas. La humanización del entorno de las viviendas de María Pita, como se conoce el proyecto, contó con una inversión de 728.000 euros y solo es la primera de cinco fases, que llegará hasta el Millennium. La idea es crear una plataforma única en la que conviva el tráfico con el peatón y mejorar la zona medioambientalmente. Incluso se creó una nueva zona de juegos en el patio situado tras la avenida de Labañou.
Otras iniciativas no han venido acompañadas de tanto éxito. El ejemplo más evidente es el de las Casas de Franco, a la altura del número 263, donde también la Concejalía de Urbanismo tenía proyectada una reforma con un presupuesto de 470.000 euros. En octubre del año pasado comenzaron las obras, pero sin haberlas consensuado con los vecinos, que empezaron a movilizarse, molestos porque consideraban que les aislaban de la ronda de Outeiro con un terraplén que consideraban un “muro”, además de otras deficiencias. Para presionar al Gobierno de Inés Rey cortaron varias veces la ronda de Outeiro, de manera que en María Pita tuvieron que ceder y presentarles otro proyecto. En septiembre, llegaron a un acuerdo final.
La Concejalía de Movilidad también ha hecho mejoras a nivel de circulación. Por ejemplo, en el cruce con la avenida de Arteixo, uno de los más importantes de la ciudad, que se adaptó para instalar el carril bici. Y no hay que olvidar las afecciones que suponen la construcción de la nueva intermodal, que afecta al tráfico de la avenida de A Sardiñeira y la del Ferrocaril, que desembocan en la ronda. Cuando esté concluida, se espera que la intermodal sirva de revulsivo a Os Mallos y revalorice las zonas aledañas.
La Agenda 2030 considera que la ronda de Outeiro puede convertirse en un eje vertebrador social y territorial de la ciudad, articulando el territorio y uniendo los barrios más desfavorecidos, fomentando su integración en el tejido urbano general y reduciendo las brechas existentes. Estas brechas existen tanto en densidad de población como en renta per cápita, en una relación inversamente proporcional.
En efecto: en la ronda de Outeiro, a lo largo del distrito tres (que incluye zonas como Juan Flórez y Cuatro Caminos) viven 680 personas, con una renta media de 18.351 euros, según datos recogidos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El distrito 4, en la zona de Os Mallos y la Sagrada Familia, está atravesado por la ronda. A ella dan las ventanas de 11.552 habitantes, que tienen una de las rentas per cápita más bajas de la ciudad, de 11.620 euros. En el distrito 10, donde se encuentra el CEIP Sagrada Familia, pero también los edificios que se levantan junto al cruce con la avenida de Finisterre, viven muchos menos habitantes: 3.543, y su renta per cápita es la más alta de toda la ronda de Outeiro, con 17.453 euros al año, lo que supone un claro contraste.
Más arriba, por Agra do Orzán y O Ventorrillo, en el distrito 6, vive aún más gente y con menos recursos económicos: 12.522 habitantes con una renta per cápita de 11.025 euros, algo baja teniendo en cuenta que la media herculina es de 14.961 al año.
Por el distrito 7, que abarca A Cubela, Os Castros y O Castrillón, se encuentra otra mayor concentración de residentes de la ronda: nada menos que 15.591, con una renta per cápita anual muy similar a la media coruñesa, de 14.97 euros, siempre según datos del INE. En el distrito 4 se encuentra O Ventorrillo, con 11.552 personas y también con una renta muy baja, de 11.620 euros al año. Y en el 5, los Rosales y Labañou, con 13.666 que salen de su portal a la ronda de Outeiro, y con una renta de 13.866.
En total, más de 57.000 personas pueden decir que viven en la ronda de Outeiro, lo que supone una quinta parte del total de la población de la ciudad, desde Os Castros hasta Labañou. Pocas vías pueden decir que tienen tantos vecinos. Y es por eso que mejorar la ronda de Outeiro es mejorar A Coruña.
Una de las consecuencias de ser una vía tan importante, que atraviesa tantos barrios, es que también es una de las más transitadas de la ciudad. Y por tanto, también una de las que más siniestralidad sufren. El año pasado, la Policía Local registró 53 siniestros, la mayoría de ellos colisiones entre vehículos, lo cual la sitúa incluso por encima de Alfonso Molina, en donde solo se registraron 42 siniestros en 2023, aunque hay que matizar que el 092 solo se encarga de una parte de la AC-11. El resto queda dentro de la jurisdicción de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.
Pero la ronda de Outeiro también es considerada una Vía Prioritaria Vigilada (VPV), por lo menos en el tramo que discurre entre la avenida de Finisterre y la de Arteixo, donde se generan problemas con la doble fila. Y también es el límite de la Zona de Bajas Emisiones, que todavía está por activar, pero que servirá para controlar el tráfico y la contaminación a través de una sofisticada red de sensores. No es una casualidad que se decidiera que el límite de la ZBE lo marcaría la ronda de Outeiro. Su trazado engloba el 29% de la ciudad, y el 55% de la población.